METAL/MUNICIPAL









Por Daniel Morales.
Fotografías de María Peche para Llenas de rebeldía.
El pasado jueves 7 de abril las bandas bumanguesas Death by Sun, Cardenal en Llamas y Paradigma hicieron su debut en la jaula rabiosa de Municipal Música Viva, presentándonos una puesta en escena en la que primó la noche, la peste joven y la movida instrumental que permanecía inquieta, a la espera de consolidar su forma, de ser escuchada-creaturizada-descrita en esta ciudad en la que no pasa nada pero en la que, sin embargo, todo sucede; así, inadvertido.
Como apertura, apareció Death by Sun, con una particular exposición audiovisual que no podía obviarse. Pues, mientras avivaban al público, en la pantalla sucedía una caída libre de imágenes/sustancias que parecían moverse, de repente, salpicando neón, ruido y ácido. Casi como entremezclándose con los sonidos que lograban, que gritaban o que desprendían de sus instrumentos/extremidades en donde se lograba asentar una quimera de Occult/Doom/Psych/Stoner/Hard/Blues y Rock. Y es, justo allí, donde esta banda, siendo la más joven, logró apoderarse del escenario hasta hacerlo suyo, e, incluso, sacudir la estática que siempre parece establecerse en la apertura de cualquier toque: con una entrada guiada en temas propios y un cierre, eléctrico, sobre un cover de N.I.B de Black Sabbath.
De este modo, después de un breve receso, se asoma Cardenal en Llamas, para derramar picante y sal en el escenario. Espacio en el que, desde un inicio, ya podíamos ver cómo la muerte, esa cercana carta del tarot, se meneaba mientras la banda hacia su presentación y rugía para que el público se acercara. Con temas que desembocaban una voz áspera y desgarrada como el metal, la banda comunicó su rabia y entereza por el duelo, como una especie de pertenencia o cuerpo del que ninguno está exento, una esencia indistinta y, al mismo tiempo, íntima que parece haberlos consolidado como agrupación/bestia/brasa. Además, pudimos escuchar no solo temas propios, sino también covers representativos como Calavero, del maestro Edson Velandia y, sorpresivamente, al igual que la banda anterior, un cover de Black Sabbath que dejó al público estremecido.
Finalmente, tenemos a Paradigma, agrupación que selló la noche con un mensaje estridente y, del mismo modo, urgente: la necesidad de revisar la historia (nuestra historia) y abolir a cada uno de los tiranos/sistemas u órganos masificadores de muerte. Esta banda no solo intensificó la furia ya concebida, sino que llevó al público al pogo, esa materia prima del metal, que nos acerca, libera y ejecuta hacia la irreverencia y verdad de nuestra naturaleza y forma del cuerpo/rebote. Aún recordamos el momento en el que el padre sube al escenario y, junto con el hijo, revelan el gutural, el grito y toda esa fuerza generacional que continúa serpenteado en la sangre: una que exige memoria, lucha y protesta.
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