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INUNDACIÓN EN «BAJO EL ECO DE TUS PIES», DE WALBERTO VÁSQUEZ

Por Sergio Gareca.
Oruro, Mayo 2023.

“No me gusta hablar de mí /pero llueve”. Son versos que pueden resumir el poemario BAJO EL ECO DE TUS PIES, de Walberto Vásquez. Un poeta inundado, por estas imágenes recurrentes: “…habitas /en los líquidos de mi cuerpo”, “y el vapor/ de tu cuerpo /corre por mis venas”, “donde las lágrimas /son del color de la tinta”, “que ambiciona tragar  de nuevo el amniótico líquido”, “y la figuración atenuante de una lágrima”, “A la espera que tu última /palabra se diluya”, “Mis lágrimas errantes /se reúnen en la tierra /gota a gota.”, “una lluvia de puntos ciegos”, “se acabó el vino rojo”, “por el agua infinita de los ojos”, “antes que la lluvia /me ahogue”, “la que abre huecos en mi pecho /y los llena con lloviznas”, “el andar de un humano herido /que desea beber /agua perfumada”, “mientras escucho el grito de unas lágrimas mudas”, “de mares /que disuelven mis últimos peces de barro”, “me sumergí /en lo profundo de ti”, “donde la intensidad/ hace chorrear /nuestros nombres”,

Pero a pesar de la inundación, a contrapeso tiene la sensación de sequedad, de erosión: “convirtiendo en cenizas verdes la esperanza de mi último respiro”, “Ella/ se torna viento/ yo /polvo”, “en compañía /del viento /y la sal”, “ya no tengo saliva/ el desierto es el reflejo”, “en las veredas secas del destino”, “y evocaba versos /danzantes en la ceniza”.  

Su identidad de Cielopájaro, perseguido constantemente por la muerte, con poemas que hacen la suplantación del amante por lo amado, con dos o tres identidades, con dos o tres tiempos (no momentos), en los textos; tal vez, en un intento de quitarle la consistencia, de dejar la realidad en esa cualidad líquida. La poesía de Walberto Vásquez es un sentir que conserva la inocencia aún en la lujuria.

Creo que es un mundo en construcción, que tiene entidades que podrían proyectarlo de manera muy enriquecida: el aprendiz de mago, el bosque, la muerte, los ángeles; la realidad líquida de la sangre, la saliva, las lágrimas, la lluvia, el vino; pero que esa potencialidad todavía no ha alcanzado su plenitud, deja para luego la concreción de esa mitología particular, que se separe de los códigos íntimos personales.  

Con una trilogía muy coincidente con la manera de afrontar la existencia que tenía Vallejo; el punto más alto y logrado es EGO SUM SACERDOS, un poema que tiene la temática de madre-mujer-muerte, frente al hombre vulnerable, coexistente con la uasencia profunda de los seres queridos.


EGO SUM SACERDOS

Confieso que tu vientre
fue el mejor bar para este bohemio
que deshojé la vagina de mi madre
por quinta ocasión.

Soy infiel por imitación ancestral
y cedo mi cuerpo al mejor placer.

Estoy compuesto por tantas pieles
que casi no existo.

Confieso que soy un forastero
que prefiero el humo muerto de mi piel
para explorar el enigma de la resurrección.

Anhelo que el sol salga de noche
y que la luna reciba todos los días
balas blancas
para que aúlle como el lobo que me acecha.

Confieso, que veo sombras caminar
con sus vestidos preferidos:
                                                                 los huesos.

Sacerdote no soy
más le doy la absolución
a todos mis pecados.   


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