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ANTOLOGÍA: ANDRÉS SICCHAR

ANDRÉS SICCHAR. Iquitos / Maynas / Loreto / Perú [14 de octubre de 1977]. Ingeniero en industrias alimentarias por la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana UNAP, formulador de proyectos de inversión pública, trabajó en diferentes programas sociales y proyectos especiales en comunidades indígenas del estado peruano. Ganó en la categoría poesía de los Juegos Florales UNAP 2000: 2° lugar, 2003: 3° lugar y 2006: 1° lugar. Ganador en el Concurso Colección de Obras Literarias de la Amazonía 2004 GORE Loreto.  Fundador del colectivo Dios ha Muerto y director de la revista Kontranatura [Iquitos 2007-2010]. El 2014 ganó el 2° lugar en el concurso de cuento corto Carnaval Pijuayo Loma 2014, con Los Enmascarados, Hijos del Renaco, organizado por la Municipalidad de Belén. Perteneció al comité editorial de Rojo & Negro revista de análisis y crítica política [USMAC, Iquitos, 2015-2017]. Dirigió la publicación de la revista de arte, literatura —creación colectiva—Sicchar & Sicchar [Iquitos, 2015]. Desde 2020 colabora con la Asociación Cultural Miguelina Acosta Cárdenas de Iquitos, participó en la obra teatral 100 Años de La Revolución de Iquitos de 1921, basada en el ensayo Guerra en la Montaña del historiador Martín Reátegui Bartra. Tiene publicado los poemarios: Vílchez [UNAP, Iquitos, 2000], Yllevzir [UNAP 2003, Iquitos], Plegaria de los Convencidos [GORE-Loreto, Iquitos, 2004], Hasta Luego Sonoman [UNAP, Iquitos, 2006], Tribulaciones [Capibara Editores- Lima 2009], Deicidio [Iquitos, julio de 2009],  Mitos de Cloaca [Wong Editores, Iquitos -2015] y El Intérprete del Caos [Heraldos Editores, Lima 2022; que en diciembre del 2020 obtuvo el 1° lugar de poesía en el Concurso Regional de Poesía, Cuento, Ensayo y Novela Breve, organizado por el GORE – Loreto]; participó en el I Festival de poesía panhispánica Wine and Poetry, 2023 Colchagua Chile, organizado por Casa Bukowski Internacional.


BENDITA

A ti del cuarto siete del Teletroka

Transitas en la proeza declive
huyes de ti    lloras por ti.
A todos los descendientes de Adán
les has dado sagrado inicio.
Viuda del amor   
carne de tu certidumbre.
Quien no sepa tu nombre
en María con problemas.

Bendita sea tu vagina
la ropa que te quitan los excitados
los billetes que van a tus manos
los lunares insinuantes de tus tetas
los abortos mellados de conciencia
tus uñas en barniz de esperma
el incesto de tu infancia.
Los adultos que te lloran.

Bendita la pertinencia de tu esplendor
la decadencia de tus culpas
la fe de tus nalgas
los alias de tus noches mal pagadas.
Bendito tu relamido cuello
tu Amazonia en académica postura
las orgías que agonizan en tu garganta
el número de celular que deliberas.

Bendita la ranitidina que tomas
el té de hierba luisa en tus resacas
la gotera de tu alcoba    el lápiz labial que te dibuja.
Bendita la desilusión de tus sueños cumplidos
la cervecita helada con cocaína 
el raspar de tu cintura    el hematoma que
disimulas. El niño que te espera para decirte:
mami, buenos días.

Bendita la fe ciega que das a la vida
el álbum de fotos arrugado y deshojado.
Bendita seas tú la hembra
de todos los abandonados
de todos los buenos y falsos profetas.

Benditos todos tus gajes de pugnas desabridas
la suegra solidaria
las canciones que sabes de memoria
las motos que te pasean de día
los que pudieron ser y no te han querido.
Bendita tú entre todas las mujeres.

Tomado de Mitos de Cloaca, Iquitos 2015 – Universidad Socialista Miguelina Acosta Cárdenas.


1.1

Imponentes reptiles ocupan los enardecidos claustros
desapercibidos en la euforia del rush final
van y buscan el rastro de razón ensangrentada.
¿Qué influencia ejercen sus esfuerzos?
Su fatalidad en todos los escaños no son escrutinios ni petardos.
Son audiencias que los falsos profetas regaron.

Democracia
madre que envileciste en maquinaciones efímeras
hay tantos lactando de ti
ávidos patricios y bueyes conservadores.
Aquí en el vicio hostil de ti    siembro tus ojos
¡oh candidato del mal!
Bebí de las pútridas aguas de tus oquedades.
Mi esperanza mentida con vil ingenuidad
La que vigilan tus candiles asesinos a sueldo.

¡Oh César!
Yerras mi sonrisa con tus disposiciones
te lanzas cual depredador a la voluptuosidad de la usura.

Joven hijo Lucio    el que condena a la triste virgen
—a la hermosa cristiana de mirada insurgente—
Con impunidad su desdicha te entusiasma.
Encontraste el cruento placer que anhelabas
palpando del oriundo viento los gritos de maldición
que dan tus pretorianos    en inútiles misiones
las que encomendó tu inmarcesible extravagancia. 

Tomado de Tribulaciones, Lima 2009 – Capibaras Editores.


LIBEREN A JONÁS

A José Sicchar

Aquel que, en su cotidiana lucha, me da razones para amarle
aquel que nadie le cantó. Mi canción no es del cielo.

Silvio Rodríguez

Los meses pasan y tú no te postras
Irás sobre el asfalto iluminando raudamente
Las conciencias amorfas.

Jonás de los sueños    del Hijo y del Padre
tocando duro nuestras verdades
severo e inoportuno
publicado entre rejas    en pos de golpizas
susurrando:
Oportunidad    oportunidades de todas maneras.

Y la voz del universo gritará de mediodía
contrahechos y arengas
su furia de protesta y cartulina
región de casta parasitaria y oportunista
que pasión que tiranía callaría la voz de Jonás.

Las banderas y las vidas
el Canon y el pueblo
el trabajo y la industria
los bosques subastados    el niño anémico y descalzo
la moral falsa de los que matan en codicia de su apatía.

Padre nuestro que no estás en los cielos
Santas Marías    madres del pueblo
convoquen con hidalguía
todos
pero todos    gritemos a los cielos
al cemento a las comisarías
a la lluvia    al cautiverio
¡liberen a Jonás!
¡liberen a Jonás!

Tomado de Plegarias de los convencidos, Iquitos 2004 – Gobierno Regional de Loreto.


PRETORIANO

A la memoria de Héctor Herbozo

Valiente Héctor, muerto en la neblina de esa Lima impía. Hay dos hechos que demarcan tu muerte. Primero:   Tu sordo pedido de auxilio aún deambula en los mensajes de texto y llamadas en curso. Segundo: Tu honestísima y noble decisión, de no huir a buen recaudo y regresar al auxilio de tu pueblo. Aquel gesto retumba en los cielos y los infiernos no Aquiles, no Gandhi, Jesús o Mandela demostró tanto, que solo tú noble y valiente Héctor.

No hay versos grandilocuentes, para ti, por ti esta vez Héctor. Hay lágrimas en la yema de mis dedos mis ojos derriten el aire aquí en esta madrugada que te ofrendo, a media luz de luna llena pareces poseído como cuando tarareabas esa grandiosa melodía: La Internacional, se te colmaba el alma entonces. Pero mírate Héctor convertido en un dios inédito, en uno cual manos y versos nos son dadas    la delicia de futuros universos. Yaces, sobrio en la vanguardia a punto de tomar increíblemente el cielo. Rígido y seguro de ti mismo, eternamente hermoso.

Sí Héctor, aunque tú no lo creas, la poesía te pasea en una relumbrante carroza de plata. Te lleva declamando cantares de esas hazañas que nos deleitaste y de las que pudiste darnos. Que tal mando político hubieras sido Héctor. De tu yerta mirada baja un verso renegrido de decepción resistiendo verse a sí mismo en ese pequeño y solitario cofre. Amado eras por todos temido por muchos. Tus agallas Héctor tus agallas. La profesión de morir para el prójimo, lacerante luz que cayó a tu espalda; gran reflejo que no acalla el juramento más irremediable. Contigo en la primera línea de Emergencias, dando todo el corazón al servicio de los contagiados, ahí resististe el embiste de la trombosis aguda que el Perú no supo atenderte, confiaste ciegamente en el <<burocrático estado>> de ese Perú que te rompía el corazón que tanto te entristecía Héctor.

Confiaste en todos los que pudimos hacer, pero casi nada hicimos que solo ver que te apagabas lentamente. ¡Maldita sea Héctor! Cómo podremos seguir viviendo, pensando que deberías estar aquí en la militancia, agitando con nosotros. ¡Oh Héctor! Hay muchas voces que mudamente lloran, que son de todos que embalsaman tus pasos en los pasillos, que se quedan en la Sala de Emergencia preguntan por ti, en esa dócil consonancia que deja tu sombra, en el frío de la madrugada más oscura.

La luna se encoje mirando tu heroico exilio. En el mediodía tu cuerpo

era fornido, era inmenso como un tronco de Lupuna, pero luego el espectro del vacío que te oculta y por entre su invisible oleaje a instantes sólo tus ojos firmes aparecen. Héctor amigo, padre y esposo. Héctor recalcitrante hijo de los Octubres Rojos. Héctor: Mártir de <<Bata Blanca>> jugador de rugby, admirador de Silvio y Mar de Copas. Héctor, tú no, tú, no deberías haber muerto.

No Héctor, tú deberías estar aquí, levantándonos el ánimo con tu estrépito espíritu marcial. Quién no bebió de tus ojos de tu enlunecida furia y solidaridad de clase. Todo lo que queda, pescador enloquecido, pescando por los ríos y lagos muy lejos en las espesuras tu sonrisa desvanece la densa niebla, donde buscabas las carnadas, los empates. Y fue esa misma niebla que te vio dar el último suspiro.

Me duele el habla Héctor al conversarte y verte en el vacío. No hay verso, figura y adverbio, solo esta inmovilidad nocturna que cala con abrasiva tristeza que sabe y calla de ti, llora de ti, se amilana por ti. Héctor, la turbia lejanía de los truenos anuncian al universo que te has ido que te hemos perdido, Héctor.

Esta amarga ausencia, quiebra en desventura como una hecatombe en la conciencia de esa mísera clase política que no quiso ir a tu auxilio. Tú solo quedas allí, como la lluvia junto a las ambulancias junto a la asamblea, junto la niña que pronuncia tu nombre. Loreto te llora y llora también a esos otros veintiún Héctor Herbozo; ellos al igual que tú, ya no verán el devenir de la pandemia. Ya no saltarán de alegría en unísono final, no escucharán himnos y cantos rojos como tu espíritu. Ni un minuto de silencio, para ti, por ti camarada Héctor Herbozo.

Tomado de El Intérprete del Caos, Iquitos 2022, Heraldos Editores.


IQUITOS PRESIDIO

El abismo cierra sus fauces y escupe esta página, entre cadáveres embolsados, entre moribundos entubados a un gran respirador mecánico. A vivas voces se maldice la criminosa especulación de medicinas y oxígeno, mientras la clase política se deleita sodomizada   lactando las goteantes ubres de la envilecida democracia. Iquitos crepita y emprendemos la búsqueda del cargamento de armas enterradas por el Capitán Cervantes y sus mártires. La noche enmounstrecida eructa el fétido aire del espanto citadino. La isla infestada acaece en su idiotizado presidio. Piquetes de hormigón asedian esta hoja.

Como mayordomo de la muerte el Virus acicala apaciblemente las fosas comunes; miles perdieron el derecho al digno sepulcro. Y el cielo ennegrece…gallinazos volando en círculos, trazan el rostro de Jesucristo Achuar -que mira frustrado el perecer de sus hermanos a vista y paciencia del Estado Peruano, junto al desprecio del mestizo ferviente cristiano, apostólico y romano-. Legiones mercenarias liberan a la terrible bestia de la injuria -agremiada en el Ilustre Colegio de Periodistas- la fe muerta perfuma a las putas y travestis del boulevard a quienes los siervos de la CONFIEP —todo el Poder Ejecutivo— niegan el Bono Familiar. Los caudillos organizan orgías fiscales, santificadas por la racista Lima clerical ábreles sus piernas a gobernadores y alcaldes, que despojan cada cobre del Estado de Emergencia —la gran coima de sus almas se consuma como única razón y causa ideológica—.

Pero ¿dónde están los enjambres de motocarros que ensordecían el mediodía? ¿dónde están los sindicatos y los frentes de lucha? Mi odio de clase deambula por el gran malecón fantasma. La lluvia embiste inesperada y voy a La Casa de Fierro al ex Hotel Palace; logro escuchar los aturdidos gemidos del auge gomero que pacientemente dislocan remaches belgas azulejos lusitanos. Truenos y relámpagos adornan la lluvia incesante; tirana. Los desagües estallando me saludan.

Tomado de El Intérprete del Caos, Iquitos 2022, Heraldos Editores.

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