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ANTOLOGÍA: CHRISTIAN RINCÓN

IMG_20150425_172738CHRISTIAN RINCÓN (1992). Ganador del XXII Premio de Poesía Internacional Aranda Arenasil en España con su poemario Cánsate cuerpo (2018). Finalista del concurso de Novela La Equilibrista en Cataluña (2019). Ha publicado “El encantamiento del animal o la literatura como nueva ferocidad” en la Revista Trazos de Filosofía. De la misma manera, “Melancolía de Género, o una tristeza que dura demasiado en el cuerpo”, en la Revista Reflexiones Marginales. Es autor de “El dispositivo estético de la sexualidad en Colombia”, publicado en la revista de la Facultad de Artes de la Universidad Distrital, y “Corpografías y “Des(a)nudar un cuerpo”, en la Revista Aristas de la Universidad Libre. Licenciado en Humanidades y Lengua Castellana. Ha publicado poemas en las revistas Otro Páramo, Toxicas, Página Salmón y Campos de Plumas. Recibió la orden al mérito cultural en Zipaquirá y es co-director de La Pájara Pinta.

 

FÚTBOL

El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes
Jorge Valdano.

Mi adolescencia fue como un saque de portería: larga e imprecisa.
Recuerdo el camino de la biblioteca a la cancha;
un pastal con tres vacas
y una niña elevando una cometa para confundir la tormenta.
Al final, el césped recién cortado entre las páginas,
el olor del barro en los codos
y la necesidad de mojarse injustificadamente con desconocidos.
Me gustaba pensar por entonces,
que podía decir a cualquier hora del día
esa frase de Macedonio Fernández en la que muchas veces en la vida
emprendió el estudio de la metafísica,
pero siempre lo interrumpió la felicidad,
aunque no fuera cierto y aunque, de hecho, fuera un poco lo contrario.

Me recuerdo con las manos en las rodillas
viendo a los demás correr heroicamente
mientras yo buscaba el inhalador en el bolsillo.
Siempre me faltó aire, pero acaso por ello,
todos los espacios me parecían enormes.
Era capaz de perderme en un metro cuadrado
y de fatigarme contando hasta diez.

Muchas veces me vi tentado a cambiar de rumbo
y ampliar con línea propia la ajena y estar de pronto,
corriendo más rápido que mi propia vida
para llegar puntual a quien sabe dónde.
Confieso que siempre que fue posible, cambié de camiseta

 

ESTUDIO PRELIMINAR DE UNA CAÍDA APARATOSA

Me aferro con los brazos a la escalera
pero ya lo sabemos, todo comienza con una mala decisión.
Una agujeta desanudada,
una trampa a medio camino,
un sutil empujón por la espalda.

Da igual.

Las rodillas caen como declaraciones y luego le suceden los codos, un hombro,

¡La punta de la nariz!

Cada golpe va alumbrando la anatomía,

hasta que de pronto,

soy una figura luminosa que desciende

por las escaleras a media noche.

Nadie lo sabe de inmediato, pero cada peldaño

me va aproximando hacia formas complejas pero ridículas que difícilmente podrán apaciguarse en una caricia.
La mejilla se va hinchando
y el extremo derecho de la cadera va agarrando nuevos
y mejores colores.

Al finalizar ese viaje vertical, quizá me falte un diente,
y puede que no vuelva a dormir del mismo lado,
pero conseguiré llevar un poema al grado oficial de pirueta.

Es cierto que hay maneras felices de ingresar a la literatura, pero en cuanto a poesía concierne,
siempre sucede una caída aparatosa.

¿El motivo?

Una agujeta desanudada, una trampa a medio camino, un sutil empujón por la espalda.
Da igual.

Al final se trata de entrenar el accidente.

 

MULTIVERSO

Y todo lo que digo
no deja de suceder
en otras partes donde nadie
me hace caso.
Si digo mi nombre
hay otro de vuelta,
pero resuena lo mismo
en el tiempo de las cosas.
Ecos relevadores,
Murmullos inesperados.
El otro que también soy yo
es un universo paralelo
en el que sigo haciendo lo mismo.

 

NATURALEZA MUERTA

Septiembre comienza arrebolando las hojas sobre los tejados y moviéndole el cabello a los niños en las fotos.
Mi mamá limpia el teclado y coloca un durazno inmenso sobre los libros en el escritorio antes de irse.
No sabe que ha coronado con brillante amarillo a Deleuze,

que las noches y los días reverberan

desde las esquinas de los cuartos.

Junto al improvisado monumento

están las magnolias muertas hace dos días.

¡Las trajo y se las llevó la muerte!

Los pétalos flotan en el agua como niños inocentes que se duermen en el prado a la salida del colegio.

En el mismo vaso de agua

Una mancha de tinta que se disuelve hacia las formas más íntimas.
¡En la constancia de mis olvidos Han madurado los elementos!

Delante de todo esto están los dados azules con los que juega Paola.
(Le fascinan los números impares

y las ventanas abiertas en noviembre).

Por debajo de los dados y desde la sombra de los libros, emerge la esquina de una nota amarillenta.
Entre tachones y requiebros se puede leer una fecha, un consejo, una advertencia.
Casi al margen y en mala letra cursiva, la promesa de ir a Barcelona.
¿Arderán los pájaros en la ventana
¿Sonará el viento al revolver las páginas en la hierba?

La poesía es un asunto de materiales dispuestos rigurosamente a la fiesta.

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