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ROCK AL PARQUE 2018 – DÍA 2

El día domingo, los escenarios de Rock al Parque se prepararon para recibir una mezcla de géneros y estilos que hicieron vibrar al Parque Simón Bolívar. Bandas cuya propuesta artística, ligada a un crítico sentido sociopolítico, ratificó los motivos de su invitación al festival de rock al aire libre más grande de Latinoamérica, en su vigésimo cuarta edición.

Por John Gómez.

Fotografías por Andrés Umaña y Andrés Lamus.

Del albur en las letras de Machingón al flamante flamenco-rock de Quentin Gas & Los Zíngaros, del corazón negro del Congo con Jupiter & Okwess a la perenne irreverencia de The Inspector Cluzo, la variedad musical en el segundo día de Rock al Parque se robó los aplausos y las ovaciones del público. Sin embargo, la nota más alta la consiguieron las bandas Walls of Jericho, Antibalas, HMLTD y Pussy Riot, cuya brutal presentación demostró claramente los largos años de experiencia y travesía musical. Finalmente, fueron los integrantes de Dancing Mood (Argentina) los encargados de dejar en claro que el ska, el reggae y el calipso están más vigentes que nunca, y que por las venas abiertas de América Latina corren, tanto la sangre, como la diversidad y la buena música.

Por mi parte, el día comenzó mucho antes, al procurarme una comida económica y rápida en uno de los puestos callejeros que, muchas veces, lo salvan a uno de desfallecer (especialmente luego de que la última banda cierra la tarima), y quienes tienen que soportar, al igual que aquellos que vamos al festival, la imponente presencia de la policía en los alrededores, con el miedo de que, quizá, esta vez las cosas se salgan de control y alguien termine usando más fuerza de la que se debe. Afortunadamente, la fiesta se vive en paz, y cada año parece ser menos necesaria la permanencia de efectivos policiales en los alrededores, que a pesar de la postura rígida y la mirada ceñuda, terminan disfrutando igualmente de la música.

«Por las venas abiertas de América Latina corren, tanto la sangre, como la diversidad y la buena música»

Luego de muchos intentos por estar en el festival, las agrupaciones distritales Mad Tree, D’ Ius Solis y Manniax estuvieron por primera vez en las tarimas de Rock al Parque. Fueron ellos, precisamente, la primera rueda de prensa del domingo, en la que expresaron, a una sola voz, que todo ha sido un aprendizaje y un esfuerzo continuo, y que ahora su compromiso es seguir trabajando en la música, pues Rock al Parque es esa plataforma que les permite consolidar un trabajo de años, que ahora se materializa y rinde frutos.

Uno de los guitarristas de Manniax señaló, «justo antes de salir estaba muy nervioso, pero cuando me colgué la guitarra y vi la cara de mi mamá en el público dije ya está, esto es el camello y hay que seguir (…) Tenemos una rueda de prensa este martes y ahora tenemos que enfocarnos en la parte comercial de nuestra música». Para los chicos de D’ Ius Solis, el verdadero reto es llevar su música cada vez más lejos. «Entramos a trabajar en nuestro disco y en una gira Latinoamericana, y queremos pasar por Chile, Perú y volver a México», expresaron. Finalmente, los miembros de Mad Tree agregaron, «nosotros hemos sido afortunados en el sentido de que estamos en el proceso de sacar nuestro segundo disco. Salimos de una a preparar un show y estamos en conversaciones con un par de lugares en otras partes del país. De la misma música van saliendo cosas y creo que esa es nuestra ruta.»

«Cuando me colgué la guitarra y vi la cara de mi mamá en el público dije ya está, esto es el camello y hay que seguir.»

Luego fue el turno para Lika Nova y La Mano de Parisi, quienes, en palabras suyas, representan lo nuevo del rock en el país. Con ellos estuvieron los integrantes de Machingon, quienes aprovecharon la rueda de prensa para darle un consejo a los músicos bogotanos. «No hay que rendirse nunca. Que valga madre la crítica, pues las críticas ayudan a crecer», expresaron. La propuesta musical de Machingon fusiona el rock, la balada, la cumbia, el albur y la irreverencia (lo que se evidencia al escuchar canciones como Repegón de Camarón, o al verlos en escena con sus máscaras de luchadores mexicanos). «A nosotros nos decían mugrositos, pero hemos estado en festivales como Cosquín Rock (…) El arte es teatral y no debe juzgarse sino disfrutarse. Nuestra música es cotidiana y divertida, música para vivir el momento», agregaron al preguntarles sobre su puesta en escena.

Para La Mano de Parisi, una propuesta artística debe ser integral, que conecte la mayor cantidad de aspectos posibles. Su mano vendada, por ejemplo, representa la historia de un músico del cuarteto de cuerdas francés Parisi, quien se lastimó su mano en un accidente y no pudo hacer música de nuevo. Es de ahí, a modo de homenaje, de donde toman también su nombre. «Para nosotros, es muy importante que el público pueda conectarse con todo lo que representa la banda», señalaron. Por su parte, los integrantes de Machingon estuvieron de acuerdo en que la parafernalia en el escenario es muy importante, especialmente en relación al tipo de máscaras que usan, pues representan uno de los deportes más conocidos de México y es una forma de llevar su identidad cultural a todos los escenarios posibles. Para Lika Nova, lo teatral hace parte de todo el montaje, no sólo en lo visual sino en la forma en la que salen a la tarima y dan un buen show.

Finalmente, y al hablar de la música como industria, los miembros de Machingon creen en la oportunidad de apoyarse entre bandas porque a ellos los han ayudado así, y consideran que eso es lo que permite que la escena musical crezca: darse la mano entre las bandas y apoyar a las bandas nuevas. Frente a esto, los integrantes de La Mano de Parisi consideran la idea de abrirse a otros festivales a nivel global, y los chicos de Lika Nova cerraron la rueda de prensa al expresar que están grabando dos nuevos sencillos para poder aportar nuevas miradas para un público nuevo, y que quieren girar por el país. «Este festival está a altura mundial, no sólo de México sino a altura chingona (…) No chinguen a sus músicos», fue el mensaje final de Machingon.

«No hay que rendirse nunca. Que valga madre la crítica, pues las críticas ayudan a crecer.»

Con la llegada de la noche, llegaron también a la carpa de medios los integrantes de las bandas Quentin Gas & los Zíngaros (España), Jupiter & Okwess (Congo) y The Inspector Cluzo (Francia). Quentin Gas, con quien habíamos tenido la oportunidad de hablar previamente (ver entrevista aquí), señaló que su proyecto musical rescata la música de Alameda en los 70’s, dándole un toque más moderno. «Yo provengo de una familia de artistas flamencos gitanos del sur de España, pero, por alguna razón, nunca me interesó esa música. Ahora mezclo mi aprendizaje rock y pop anglosajón con la música que en realidad llevo en mi ADN», señaló. Para Quentin, las redes sociales son la revolución, pues permiten que su banda esté en el festival, tocando, y que, a la vez, tenga la posibilidad de ver artistas como Jupiter & Okwess. «Antes de eso las bandas salían en la tele o la prensa, y había mucho dinero detrás de su participación en festivales internacionales. Ahora, gracias a las redes sociales pueden mostrar su arte. Sin embargo, hay también connotaciones negativas, porque se hace difícil saber qué banda te gusta realmente, o qué artistas, que quieren conseguir lo mismo que tú (en España hay como 2000 bandas que también merecerían estar aquí), deberían ser invitados».

Sobre el franquismo, en relación a la cultura, expresó, «en esa época poco se podía hacer, pero luego de la muerte del generalísimo, todo lo que no se podía hacer, se pudo. Recuerdo mucho a La Movida Madrileña, que fue un boom musical de los años 80 que inició todo en la escena cultural. La política define mucho sobre el desenvolvimiento mismo de la escena». Finalmente, al preguntarle sobre las bandas nacionales, cedió el micrófono a uno de los integrantes de la banda, quien expresó, «el sonido en Colombia es más duro, pero hemos podido disfrutar mucho del festival».

«Luego de la muerte del generalísimo, todo lo que no se podía hacer, se pudo.»

A su lado, Jupiter Bokondji, ayudado por un traductor, explicó que en el Congo hay más de 400 etnias, y más de 10.000 ritmos diferentes, y que lo que hace con su banda no es fusionar estos ritmos sino darlos a conocer. Al preguntarle qué opinaba sobre las bandas nacionales, y si conocía algo del rock colombiano, Jupiter expresó que en el Congo no conocen el rock latinoamericano, que él hace música tradicional de su país utilizando distintos instrumentos y eso es todo. «Eso es lo que tendría que hacer la gente, investigar sus raíces culturales», agregó. Sobre las redes sociales y las herramientas tecnológicas, y sobre la política en su país, señaló que, debido al discurso que maneja, no recibe subvenciones en el Congo, pues su agrupación está en contra de la política nacional; pero que el internet es quien les ha permitido dar a conocer su proyecto, gracias a las redes sociales y a las facilidades que les permiten los medios digitales. «Estamos todavía en una sociedad muy materialista, tenemos que transgredir eso para ser una sociedad más inmaterialista y encontrar justicia social. Mi lucha, desde la escena musical, no es solo por la justicia en el Congo sino por la justicia social en todo el mundo», puntualizó. 

Finalmente, y del otro lado del sofá, los miembros de The Inspector Cluzo expresaron que, «como en Francia no hay rock, empezamos a ser reconocidos muy tarde. Aquí nos sentimos en casa, pues hay público para nuestra música». The Inspector Cluzo es una banda completamente analógica y se puede decir que para ellos no corresponde «lo digital», pues ellos graban su música en vinilo. Sin embargo, creen que lo digital es una herramienta muy útil, y gracias a ello se han podido dar a conocer en países como Colombia. «Es como no usar el tractor en la agricultura y hacer todo el trabajo duro a mano», señalaron. Con respecto a la política, expresaron que ellos no son franceses propiamente. «Nuestra cultura es gazcona y por eso, al estar lejos de París y la cultura francesa, sociopolíticamente hablando, vivimos de una forma más loca». Para este dúo, integrado por Laurent Lacrouts y Mathieu Jourdain, lo importante es trabajar juntos, «de forma social, completamente distinta a la política francesa que está en las grandes ciudades, a la que somos ajenos».

«Mi lucha, desde la escena musical, no es solo por la justicia en el Congo sino por la justicia social en todo el mundo.»

La última rueda de prensa de la noche fue con la agrupación estadounidense Walls of Jericho, quienes estuvieron por primera vez en el festival, y para quienes Rock al Parque estaba en su bucket list. «Nos sentimos honrados de estar aquí, pues el festival tiene una gran reputación a nivel internacional. La escena es fantástica en Colombia, es muy dedicada y nos parece genial que a la gente le guste nuestra música. Bogotá es hermosa, ustedes tienen un país hermoso en el que se pueden ver cosas maravillosas que no se ven en USA». Sobre su experiencia musical, señalaron que, «todos los días uno lucha y hace que las cosas sigan andando, eso es lo que nos motiva y nos mantiene unidos como amigos. Nos vamos del hardcore un minuto y tenemos que volver. No es solo música es la vida».

La noche llegó a su final con la presentación de la banda argentina Dancing Mood, en el Escenario Lago, y el regreso a casa se vio truncado por una periodista bogotana que me invitó a conocer el verdadero corazón capitalino, y con quien recibí la madrugada en La Candelaria junto a una pequeña comunidad cultural, antes de prepararnos para la tercera y última jornada del festival.

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