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ANTOLOGÍA: SULAY PÉREZ

SULAY PÉREZ. Mérida, Venezuela. 1998. Escritora, poeta y fotógrafa. En su ciudad natal estudió Licenciatura en artes plásticas, mención Fotografía, la cual debió dejar hasta la mitad en el año 2019 para migrar a Bucaramanga, Colombia. Actualmente es estudiante de Filosofía en la Universidad Industrial de Santander. Explora la poesía, el relato corto y el autorretrato. Su leitmotiv es el cuerpo, la calle, el tiempo y la fantasía. Le apasionan el lenguaje, el performance y la danza, artes con los que siempre busca enriquecer su obra. Desde comienzos del año 2022 ha participado activamente en encuentros culturales donde ha tenido la oportunidad de comenzar a recitar y compartir su poesía con la ciudad.


DE MUJERES, HOMBRES E HIJOS

Pasa que las mujeres se cansan

Las mujeres hermosas, se cansan de ser hermosas
Se cansan de querer ser amadas y destruidas
De ser poseídas y folladas
Se cansan

Los niños se cansan de jugar
Crecen, y dejan de sonreír a diario
Dejan de gritar por diversión

Los hombres se cansan de ser infelices
Y entonces buscan de mujeres

De mujeres hermosas, cansadas de escuchar
Palabras dedicadas a ellas
Más de la misma mierda
Pero que al fin y al cabo aceptan para sentirse llenas

Entonces son folladas y poseídas
Algunas amadas, algunas destruidas
Y sus hijos, sonrientes las alegran
Gritones las amargan

Dejan de ser hermosas

Los hombres vuelven a ser infelices
Y sus hijos crecen,
Para buscar mujeres hermosas
Para unirse a hombres infelices.


DESPIERTA

¿Quién salvó al naufrago,
que fue encontrado días después de la tormenta?

¿Quién supo dónde estaba y cómo encontrarlo?

¿Por qué grita el loco de la calle?

¿Por qué grita?

¿Por qué me molesta?

¿Por qué me voy a molestar con alguien que ni siquiera tiene un techo bajo el cual gritar?

Una almohada en la cual gritar…

¿Dónde…
¿Dónde follan los indigentes?

Malagradecida

Recuerda los gritos que has pegado en tu almohada.

Las razones se desvanecen,
Ahora cierra los ojos y agradece
Por tener almohadas sobre las cuales soñar.


HOY

Me encuentro
Dándome cuenta
De que sigo asustada
Por cosas que ayer
Me sucedieron
Y no entendí
¿Por qué?
Pasaron y continué
Perpleja
Anonadada de la vida
y las cosas que pueden suceder

Me encuentro con dificultad
De mantener la cabeza sobre mis hombros
Sobre mi cuerpo

Me he corregido con corrector
Pero ha quedado la mancha
Blanca
He borrado lo que he escrito
Pero ha quedado la mancha
Negra

Vivo con miedo
Pero solo logro ser valiente si lo enfrento
Si rompo el hielo
Y me lo bebo con whisky

Lo sé,
En varias ocasiones
He sido una mala persona

Debí hacerlo mejor aquí
Debí hacerlo mejor allá
Pero mi humanidad
Me empuja hacia el error
Y la herida dolorosa me revela
Que estoy hecha de carne
Hueso
Corazón
Y llanto

Está tarde me pregunto
Si todos nos equivocamos,
¿Por qué no serían perdonados mis pecados?


ESTRELLAS DE GINEBRA

Que deje de llover y que salga el Sol
Para quejarnos de algo y beber cerveza
Hasta que sean las 4 de la madrugada
Para no querer despertar al día siguiente
 O que deje de salir el Sol, y llueva eternamente
Para que nos relajemos
Y no nos quejemos del mal humor
Ni de los días pesados.

Todavía le pegas gritos al cielo
Esperando que te responda con algo más que lluvia.
Todavía te quejas del Sol
Y sigues buscándolo,
Como excusa para usar faldas cortas.
Todavía esperas en esta calle,
Tantas veces esperas en los mismos sueños.

Pero la lluvia no cae para ninguno,
y mucho menos para ambos.
El sol no sale solo para la señora
que vende pasteles todas las mañanas,
Ni tampoco para quien pide al cielo que sea un bonito día.

Tampoco las estrellas brillan para ti
La noche no busca ponerte en una esquina y
Cariño, la abuela sabe del placer
De beberse un par de cócteles y ser atrevida
Pero no supo cómo contarte.

De todas las ganas combinadas con licor barato,
llegaras a acostarte junto a mí 
Y antes de que te dé tiempo de mirarme bonito,
pensarás en el poco tiempo que te queda a mi lado.

Es así como me di cuenta
Comprando comida china
Luego de una rumba
De que los chinos también beben anís y cacique,
que también andan en moto como los demás.

Me di cuenta de que no vale la pena gemir si tú no me escuchas.

Mi ropa interior combina contigo,
pero tú no estás aquí
Y mis letras se acaban desvaneciendo
En mi carro de fantasía,
Donde sueño con volar a tu lado.
Donde me di cuenta de que chocamos
               Cuando los versos
                                  se agotaron.

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