ANTOLOGÍA: LEONEL PLAZAS MENDIETA

LEONEL PLAZAS MENDIETA (1985, Colombia). Escritor y Filósofo. Magister en Filosofía de la Universidad Jean Jaures Toulouse – Francia. Candidato a Magister en Creación Literaria de la Universidad Central de Colombia y Doctorando en Ciencias Humanas en la Universidad del Cauca. Docente e investigador en la Universidad del Cauca.
Su poesía ha sido traducida y publicada al francés e italiano. En el 2010 publicó Edad de Arena con la Editorial de la Universidad del Cauca. En el 2014 publicó Fabula del Hombre con Samava Editores. En el 2016 su obra poética fue traducida al francés, y publicada en edición bilingüe bajo el título Terre Perdue por Editions Samizdat en Suiza. En el 2021 publicó la segunda edición de El Olor del Polvo con Pijao Editores.
Ha aparecido en distintas antologías de poesía: Llama de Piedra, Poesía Contemporánea en Popayán (1970- 2010), Ministerio de Cultura – Ediciones Axis Mundi 2010; Palabras para el Encuentro, Teopoética 2011; Antología Lecturas Urgentes de Poesía, Editorial Grainart 2014; Le Livre, Editions Samizdat, Suisse-2017. En el 2020 la Rivista de Poesíe Clan-destino publica Viaggio e Increscendo con la traducción de Antonio Nazzaro. Como ensayista e investigador ha publicado Se Escribe Para Nacer, ensayo filosófico y literario en el libro titulado Por la Escritura. Compilador Guillermo Pérez La Rotta. Editorial Gamar. ISBN- 978-958-58052-0-9. Popayán-2013, y el Libro de Investigación: Tensiones entre la Política Extractivista y la Restitución de Tierras y los Derechos Territoriales, en coautoría con la investigadora Ana Jimena Bautista Revelo (MOVICE, 2018).
Selección de Martha Cecilia Ortiz Quijano.
Del libro Tierra Perdida.
CARTA A AGAMENÓN
Vivo caminaste siempre
entre muertos.
Vivo reíste siempre
entre gritos y llanto.
¡No sabías sino la victoria
de los dioses!
Desterrado entre hombres,
te hiciste perro de furias.
¡No sabias sino
la violencia del destino!
¿Quién miró en tus ojos
los sueños que te engañaron?
¿Quién, los que destruiste?
En el hombre hijo de la fortuna
de sus pies torcidos,
en la noche de sus ojos, he visto
que todo es un sueño.
Escribo en mi locura, padre,
escribo sobre la arena.
En ella he oído tu leyenda,
en ella está escrito tu nombre,
en ella el tiempo nos dice
¡Qué mentira es la victoria!
No voy a Argos,
vengo de Delfos
no se vuelve a donde se parte,
padre, me lo ha gritado Ulises
desde su isla,
barca encallada, orilla del cielo.
¿Se elige uno, padre?
¿Cuántas tristezas vienen en nuestra sangre?
He gritado en la noche, padre
nadie contesta, nada sabemos.
¡Solos con su memoria,
solos están los hombres en su destino!
ESPERA DE ADAM
«¡Señor del mundo,
la mujer que has dado me ha abandonado!»
Alfabeto de Ben Sira
Lilith se ha ido,
Dios me tendrá que dar otra mujer.
.
Ha llegado Eva,
Dios la ha sacado de mis sueños.
Yo quería una mujer,
Dios me ha dado una madre.
.
Eva tiene miedo de todo,
extraño a Lilith.
Aunque Eva viene de mí,
extraño a Lilith.
.
Lilith era de tierra,
Eva es de huesos.
Eva quiere pecar.
Tú querías amar, Lilith,
Dios no ama,
Yo tampoco porque
soy hijo de ÉL.
.
Lilith,
¿Qué te has hecho?
Estoy a punto de matar
este ser que no te reemplaza,
de matar sus víboras y su Dios.
De renunciar a este paraíso de Dios.
.
Eva me ha dicho
que le hablan las serpientes.
Tú, Lilith, en cambio…
Hablaban por ti los animales,
eras el mundo, Lilith,
y sus bestias.
.
Prefiero ver el bosque
los tigres cuando rugen,
los pájaros que huyen,
la cascada.
Lilith, tu ausencia es un
abismo.
.
Dios me ha castigado.
Eva se parece a ti,
sin embargo, no te veo Lilith.
Dios me engaña Lilith.
.
Dios me ha castigado,
hará de mí un pobre hombre.
Pobre Eva, ¿qué ha hecho Dios
de ella?
¿Qué haré yo de ella?
¿Qué hará ella de mí?
Presiento que todo lo destruiremos.
.
Lilith, ya no habrá lugar
para cuando vuelvas,
ya tendré tantos rostros
que no sabrás quién soy.
.
Eva está harta,
quiere también marcharse,
odia a Dios,
.
Yo, ya no le odio,
ni miedo le tengo,
pesar, pobre Dios,
se quedará solo en su imagen
perdido en los tiempos.
.
Lilith, en la madrugada
he escuchado animales.
Pensé que eras tú,
pero es tarde,
para mí es tarde,
para Dios es tarde,
para Eva es tarde.
.
En las noches,
luna negra,
quiero irte a buscar.
Lilith, los días solo
me enlodan.
.
Eva dice que le crece
el estómago,
yo me siento culpable.
Es lo único que me ha
enseñado Dios.
.
Lilith, podríamos haber sido
dos,
pero Dios
Egoísta
solo quería que fuéramos uno.
Del libro El olor del polvo.
CUATRO
Madre me llevó a la ciudad. El primer viaje fue en canoa, llevábamos todas las cosas con nosotros. Luego fue en un camión en la parte de atrás. Nos echaron colchones y allí íbamos con Hermanas. Padre había hecho lechona y Madre tamales. Sólo parábamos para comer e ir al baño. En las noches miraba las estrellas hasta dormirme, eran la únicas que se quedaban quietas.
Fue la primera vez que vi la ciudad. Madre me sacó envuelto en su ruana del carro y me pasó a otro carro que daba muchas vueltas.
Cuando llegamos a la ciudad Madre se dio cuenta que no tenía ropa. Madre no sabe cómo me desvestí durmiendo en el carro. Yo tampoco lo sé. Madre me llevó a comprar ropa. En la ciudad hay muchos carros y en la noche no dejan de sonar.
Luego Madre me trajo donde Hermanas y Padre.
No sé cuántos días viajamos con Padre, Madre y Hermanas para llegar a este pueblo. Me gustó viajar en la cola del camión, los árboles y las casas quedaban atrás. Parecía que todas las cosas se alejaban de nosotros.
SEIS
Me gusta el huerto y las flores de Madre. El otro día vino un policía elegante y las miró durante largo rato. Madre le dijo, mucho cuidado Sargento con mis flores. Son malas e ilegales señora Lilia. No señor, son bellas, son los hombres que causan daños, mira cuantos colores. Las amapolas no saben nada del mal entre los hombres. La naturaleza no es mala señor sargento, ¿a quién le causan daño mis flores?
Joselito, encárgate de los claveles.
El sargento se ha ido murmurando entre dientes.
Me gusta cuando Madre me recuerda que debo cuidar los claveles. Esta mañana los he rociado. Ahora debo desyerbarlos. Aunque a Madre le gustan más las rosas, allí se toma fotos, prefiero los claveles. Crecen más rápido y sus puntas terminan como las estrellas. Sus pétalos son más chicos. Los rojos son como cuando cae la tarde, los azules parecen los ojos de Madre cuando mira el sol.
I
Hubo un tiempo que lloraba,
no había sino el llanto
vino mi madre y me dijo,
es la muerte.
Vete a jugar
déjate crecer el cabello,
ampóllate las manos,
muere lejos,
lejos del tiempo de los tuyos.
Naciste de madrugada
la muerte fue tuya
antes que caminaras.
Toma estas monedas
los hombres pagan deudas.
No vuelvas
sólo retornan las historias.
Nada retengas
se aprende sólo lo que atrás queda.
No eres tú, hijo
es la muerte.
TREINTA
Hace mucho frío. Debe ser porque se acerca el invierno. ¿O será por viajar solo? ¿Cómo podré volver después de este frío? ¿Cómo podrá gustarme este Carro después de este viaje? Me gustaba cuando a las seis iba para donde Milton y bajaba silbando, aturdiendo a todo el mundo y levantando polvo. Quedaba en el medio del polvo perdido por un momento. Me gusta el olor del polvo.
No volveré. Prometí no llorar, pero hoy ha sido como el otro día de la algarabía.
No sé qué voy a hacer en la Ciudad.
Tampoco me gustó ver llorar a Madre entregándome las monedas. Me dijo que así había sido con todos. Él no ha querido que nadie se quede. Me da mucho miedo por Madre, tal vez tenga que irse también. Yo al menos tengo fuerza, aunque Padre ha dicho que por lo que saben mis manos no me darán de comer.
IV
Pan, hijo
no nacimos solamente
para ver crecer el trigo,
ni el trigo crece sólo
para alimentar nuestros ojos.
Mezcla el trigo
y eso que arde.
El barro y eso que mengua en la mirada.
Nadie sabe nada,
salvo lo que han hecho sus manos.
V
Bastan ojos para creer, hijo,
no hay claridad en el día
ni perdón entre los vencedores.
Escuchad la tierra hijo,
en ella todo germina,
incluso el odio.
Escuchad la tierra,
hombres y dioses mueren en ella.
Escuchad la tierra,
el tiempo no es una máquina.
Nada es idéntico a sí mismo.
Escuchad la tierra,
de montaña a montaña se traza el destino,
de piedra a piedra
el infinito.
Escuchad la tierra hijo,
todo es de ayer,
sólo somos si nos hacemos otros.
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