ANTOLOGÍA: PABLO ARCINIEGAS

PABLO ARCINIEGAS (Bogotá, 1989). Escritor y periodista nacido en Bogotá y bautizado en Ciénaga de oro, Córdoba. Autor de Muy corto prosario (Dosis Mínima), Apocalipsemia (359 Libros) y uno de los fundadores de La marcha de las letras, publicación en apoyo al Paro Nacional. Escribe regularmente en el Semanario Voz, en la sección de política.
BEBÉ
Entre musa y moza hay una consonante, una vocal y un dolor ni el hijueputa. Hay una caída en espiral que taladra la muela cordal. Entre musa y moza hay un pozo fiscal.
Entre musa y moza cabe toda la tradición grecolatina y el contrato social de pagar el motel a lo fifty fifty, bebé.
Entre musa y moza, hay como dos horas y media por carretera y una noche en una finca en Villeta que era de los Gacha. Allá nadie contesta el celular, ese es el trato, bebé. Y tan pronto sean las seis, tiramos en la piscina, por debajo del agua para que no nos coma el jején.
Entre musa y moza lo que hay son ganas. Hagámosle ya, antes de que se abra el ascensor y nos pille toda la oficina con las bocas reventadas a mordiscos.
Hagámosle antes de que nos demos cuenta de que entre tanta fricción uno se queda pegado y hasta ahora acaba de pasar la Semana Santa.
Tenaz, bebé. El que se enamora pierde. Sobre todo yo, ahora que me reconoces que: muy rico y todo, pero que yo soy un tibio que se duerme con las medias puestas y no le sale barba.
Ahora que ni mis párrafos tan largos, ni mis discursos a la memoria de Germán Espinosa te hacen efecto, y me dices que mejor se los dedique a mi mamá o a mi novia, porque tú la estás pasando rico como la pasabas conmigo, y por si yo no lo recuerdo, tú me lo recuerdas con todo tu desprecio, bebé.
HAIKU LABORAL
Con una Jumbo
de maní me pasaron
hoy mi renuncia.
EL ANTICRISTO
A Valentina Mendez
Es una niña
de unos cuatro años
y medio.
La baña
el mar junto con
tres puercos.
Revolcada por
la borrasca,
que traía flotando
un pañal desde el
manglar,
el calzón se le llenó,
de arena negra.
La niña,
muy tranquila,
se desnudó
y, con las aguas
del mar
divino,
se lavó la raja
intermedia.
Desde la orilla
hasta la profundidad
abisal,
hirvió el agua
como la de la pila bautismal
de una iglesia
profanada.
El océano se puso
rojo,
podrido
como un caño,
y las gaviotas,
los pelícanos
y los tucanes
flotaron
bocarriba,
y los peces
flotaron
bocarriba,
ya sin luz en sus ojos
sino moscas peludas,
fríamente
calculadoras,
espantosas,
frotándose las patas.
EL SEIS AMARILLO
Yo creo en el seis amarillo, la ficha nacarada del Rummy-Q.
Creo en la buena suerte de mi muela astillada;
en soplar las nubes para que se pueda ver el conejo de la luna.
Me asustan los dientes de leche enterrados en el jardín
y los tentáculos espinosos de las sábilas cortadas en el lavaplatos.
Yo apuesto con los números que salen en los huevos;
piso el billete de la lotería con una imagen del Divino Niño.
Si me la gano, compraré una torre de libros usados,
firmados y dedicados a los primeros nombres de desconocidos.
INSÁITS
Todo comienza con:
Un chupón en el cuello con forma de langosta,
la masturbación en la ducha,
y una novela que termina en un parque acuático.
Me quedo con la lama verde que nace entre los azulejos,
la habilidad de flotar en el agua,
y la cera de los oídos, que al mojarse se convierte en esponja.
Escribo sobre esa vez que tuve otitis y me quería perforar el tímpano con un tenedor.
Ah, es que ser niño es estar enfermo.
Ser niño es electrocutarme metiendo un alambre por el enchufe de la sala.
Lo escucho: el taco de la luz que dio un brinco
es un pico en la corriente.
Huele a crispeta quemada.
Y me imagino a las anguilas de vidrio,
el animal más valiente de este planeta:
plano
redondo
amañado,
como las mentiras que te dice tu madre para que estés tranquilo,
y las mentiras que nos dicen los Estados.
Yo la veo, ahí vienen las marchas,
el fuego,
los gases,
las piedras,
los cíclopes,
las burbujas inmobiliarias,
los estudiantes,
la gente muerta.
Mucha gente muerta,
parecen conejos de cerámica ofrecidos al dios Tláloc.
Vándalos, marchan contra la ley.
La ley que no te permite vivir con perros,
la ley que te cobra por cada respiro,
la ley que te viola y hurga todos tus orificios;
se alimentan de la carne que venden en bolsa plástica,
y las ideas luminosas de Nicanor Parra.
Son los siete punto un millones de millones de vivos,
resultado de la reproducción frenética
y las razas que se masacran y se asimilan.
¿Cuánto nos ha costado el tesoro del pirata Morgan?
¿La salsa de soya?
¿El vinagre balsámico?
¿Descubrir la viscosidad que hay entre los átomos?
Somos un pollito que se ahoga dentro de un charco,
con los pulmones llenos de barro.
Sientes el miedo a la muerte,
haces el intento de tocar la luz con la punta de tus dedos.
La luz del mito de Chiminigagua, dice:
más allá de la noche,
en el río Vichada,
acostado en una canoa de madera quemada,
vi mapas extraterrestres pintados en el cielo.
Vamos, experimenta conmigo los diferentes grados de consciencia.
El verdadero enemigo es saber que tú eres el verdadero enemigo.
Y Recuerda: 1984 está escrito en pasado.
―Yo también tuve una visión del futuro como Orwell:
no usábamos tapabocas.
y cogíamos pa tierra caliente,
con la mano de Dios.
El Joe sonaba en el carro:
“Echao pa’lante en una sola baldosa bailé”.
Pensaba en los mosquitos que nos iban a masacrar los tobillos,
las maracas de los grillos,
la mesa de ping-pong y el billar.
Pensé en las luciérnagas que disparan verdes electrones,
y un manatí enjaulado en el patio del hotel.
Mientras manejas, al oído te digo:
por la mañana, con el ruido de la motosierra,
nos volveremos reptiles amor mío.
Porque francamente tus chorcitos de jean me dañan la mente,
y la parábola de tu culo hermoso
blanco
se asoma a ratos.
Se parece a la gelatina de pata,
al quesillo chicloso envuelto en hoja de plátano,
la Mentahelada y el cigarrillo Belmont.
Entonces, ahí la recuerdo:
recuerdo a mi señora abuela que está sentada en una mecedora.
recuerdo a la mosca que se para sobre su dedo gordo del pie.
No se molesta en espantarla,
porque Dios,
¡Dios! le ordena que se concentre y cuente otra pepita más del rosario.
Y yo te rezo al oído lo que reza mi abuela Elba:
yo vengo en el nombre de la virgen Yemayá,
ícono del voyeurismo y las posturas de marca.
Ábrete sésamo:
flor de la granadilla,
ciclón de clase cinco,
por la ye de yuca,
y la ve de victoria,
por la bisagra,
mañana nos volveremos reptiles, amor mío
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