ANTOLOGÍA: ALEJANDRO RAMÍREZ

ALEJANDRO RAMÍREZ. Nació en Bogotá, en el barrio Tabora. Estudió filosofía y periodismo digital. En sus tiempos libres hace podcast, cosas básicas de código html y ve tutoriales en Youtube. Escucha black metal, punksito y techno francés. Ha publicado Un Plon Fiado con Cínica Editorial, Noche en Fragmentos con Fallidos Editores y de vez en cuando escribe poemas.

Los cigarrillos y la poesía me los fumo a escondidas

Mi familia no sabe que escribo poemas
y cada vez que alguien se acerca me toca esconder mis escritos

Mis padres no aceptarían un hijo poeta
eso va en contra de la buena voluntad
de las buenas costumbres
eso no corresponde a las gentes bienparidas

Y mis poemas están en carpetas digitales encriptadas
para que nadie pueda hackearlas
para que nadie los encuentre si desaparezco

Escribo a escondidas para no ser señalado
insultado, marcado por los empresarios del lenguaje

Y cada vez que salgo a verme con otros poetas
mi madre se preocupa porque no sabe dónde iré a parar

Si acaso esas gentes me transmiten enfermedades verbéreas
o si me hacen vomitar la última gota en declamaciones destiladas

Y se nota cada vez que llego a casa
después de escuchar a un declamante sin pasión
mis pupilas dilatadas por tantos papeles disueltos en saliva

Abro la puerta
me miran
y se preguntan quienes son mi amistades
todos esos llevados del beber
gueler
galear
y esnifar aire
para que se escuche el siguiente verso

Y a pesar de todas las ganas que tengo
no puedo compartir mis poemas en Whatsapp
porque mis tías se darían cuenta de semejante atrocidad

Llego a mi casa y me hacen intervenciones
me preguntan el porqué llego con ojos escarchados
el porqué mi tufo huele a gritos añejados
el porqué los fluidos que comparto son trazos cristalinos

Y mi madre intuye que ando tratando de ser un poeta
me esculca los bolsillos para encontrar una pista
su mirada de amor sobrepasa la decepción

No me queda más remedio que decirle
pero no soy capaz
no soy capaz
de dedicarle un poema
este poema

Nos vemos cada vez que salgo con rumbo desconocido
y me dice que deje eso
eso que no sabe
eso que me ha vuelto un barranco iluminado
eso que nadie ha podido definir

Y antes de salir me confieso con ella
y le pregunto: “madre, ¿tú rezas por mí?”

Y ella me responde: “Sí, todos los días”

Entonces tranquila porque nunca me va a pasar nada
tranquila
porque Dios
al igual que yo
es un poeta fracasado

Y le pregunto una vez más: “madre, ¿tú rezas por mí?”

Sí
todos
los
días.

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