ANTOLOGÍA: LILIANA GASTELBONDO BERNAL

LILIANA GASTELBONDO BERNAL. Nació en Ibagué (Colombia, 1978). Profesional en Estudios Literarios de la Pontificia Universidad Javeriana. Magister en Estudios Culturales con mención en Literatura Hispanoamericana de la Universidad Andina Simón Bolívar (Quito, Ecuador). Escritora y gestora cultural. Algunos de sus poemas han sido publicados en Revista Universidad de Antioquia, El Magazín Dominical del Espectador, la colección 50 Poetas colombianos y una antología (Caza de libros, 2010), Antología de poesía contemporánea México y Colombia (Cangrejo editores, 2011), Revista Casa Silva (2012). Vaso de tinta es su primer poemario, publicado con la editorial Torremozas. Fotografía de portada por Luz Helena Torres.

ESCALERA

Pronto estaré a salvo de mí misma
de la inconformidad, del hastío
del temor, de mi seguridad
de las diez monedas en el bolsillo.

De las quejas, de las críticas
no habrá calma ni  habrá descanso
en el justo lugar donde el precipicio
clama por arder.
Me retiro o más bien me lanzo:
quiero consumirme, estar viva.

ESPERANZA

Esta esperanza que come
panes desesperados

Juan Gelman

Por vivir en el paraíso
hago mis últimas apuestas
por un buen sueldo
para tener seguros moldes donde poner mis pasos.

Por un medicamento siquiátrico –sin creer en ello-
que regule las medidas precisas de mis angustias.
Por una hora de sudor  que estrangule toda lágrima.
Con un aullido pido al mundo
que sea mi casa o mi palabra.

TRANSEÚNTE URBANO

Esa insurrecta voz del poeta
prófugo del tráfico
se confunde con otras ajenas
que interrumpen el ritmo de su delirio.

Él sólo canta, sueña…
tal vez por una moneda
que mitigue la miseria de los otros.

DESPEDIDA

Cuánto tiempo esperaré
sentada carcomiéndome por dentro
cuánto tiempo durará de esta forma
mi despedida.

Cuánto o cuántos futuros
rayos o relámpagos aparecerán en mi vida.
Para desinfectar
la espuma de alcohol
que aún no se consume.

SOLITUD

Solo se está
en el momento que eliges
la luz se apaga; cierras tus ojos.

Solo, sólo sientes tu latido
y respiración.
Solo, sólo piensas
crees hablar interpretar una verdad
como el músico una melodía.

Solo naces, solo mueres
celebras y sonríes.
Eliges mostrar tu mejor cara
delante del mostrador donde quizá
él se quede
con tu oscuridad, el mejor momento
 al cerrarse el telón.

Tal vez él y tú
extrañan los aplausos
que llegan al final de cada función.