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MANU MOJITO: CUANDO LA FOTOGRAFÍA SALE DEL CLOSET

Por Angélica Castellanos.

Fotografías por Manu Mojito.

Quizás nadie lo recuerde ya, pero el mes de abril inició con una polémica que se volvió viral (como muchas noticias hoy en día), y que se regó por las redes, en forma de comentarios y memes, como si fuera un incendio. Hablo de la supuesta “confusión” de una concejala santandereana, que se refirió a la homosexualidad como una enfermedad. Entre las burlas, ataques y reacciones, a favor o en contra, terminé desanimándome al pensar en el atraso tan terrible que hay en el país con respecto a las transformaciones sociales con las que se espera lograr espacios diversos, incluyentes y respetuosos en los que quepamos todos. Por eso, no esperaba encontrarme la noticia de la apertura de la Sala LGBTIQ del Museo Nacional de Colombia, o «Museo Q«. Entre tantas opiniones al respecto, quise buscar a Manu Mojito, quien celebra también diez años de carrera artística en la fotografía, para hacer (a manera de protesta y contrarréplica) esta entrevista, en la que hablamos sobre su trabajo artístico.

AC: ¿Quién es Manu Mojito y en qué se diferencia de Manuel Parra?

MM: Manu Mojito es un alter ego que nace a raíz de explorar un poquito el mundo de la moda y el mundo del arte, es como una luminaria que imita esas figuras del jet set que estamos acostumbrados a ver, y de alguna manera hace unas coreografías sociales para lograr ser como esta figura o diva del arte. Nace así, de algún punto, y luego trasciende. A través de esa misma utilización publicitaria y esas mismas coreografías sociales, empieza a ser una figura que se enuncia dentro del activismo como tal. Manuel Parra, siempre lo he considerado así, es como ese fotógrafo, o ese manager, que lo pone en términos un poco paradójicos o de burla dentro de las figuras del jet set, o de esos estándares mediáticos que nos puede exigir la sociedad actualmente.

En qué consiste el arte de Manu Mojito?

El arte de Manu Mojito como tal es un arte que deviene en muchas cosas, es muy ecléctico y va cambiando según las circunstancias dadas, pero siempre está enfocado en mirar las nuevas corporalidades, las nuevas maneras de abordar el cuerpo masculino y femenino, y cómo estas nuevas miradas emancipan o militan dentro de ciertas circunstancias, o ciertas injusticias actuales que podemos vivir dentro de nuestros contextos.

¿Cómo llegaste a escoger ese seudónimo? y ¿cómo se relaciona con tu obra?

Más allá de cómo escoger el seudónimo, digamos que fue una vivencia personal que repercutió en este nombre, pero lo importante del nombre no es cuál haya sido el escogido, sino  el cómo se relaciona con la obra. Para mí, el hecho de ser gay, o haber sido gay a finales de los noventa y comienzos del 2000, donde todavía había demasiado tabú sobre este tema (siempre ha habido, todavía lo hay, pero digamos que en ese momento para mi había más tabú de lo que hay ahora), siempre me hizo sentir una persona muy sola, una persona que dudaba de sí misma, dudaba de lo que pasaba conmigo (no entendía que pasaba conmigo más que todo), entonces, al dudar de todo, eso hizo que yo fuera una persona que estaba muy sola, muy quieta, porque si yo me movía sabía que se iban a dar cuenta que era gay, o que de pronto era muy amanerado. Eso hizo que yo no tuviera muchos amigos, que de pronto tuviera estas circunstancias que muchos tuvimos, sobre entrar al psicólogo, al psiquiatra y todo eso, hizo que yo no tuviera en el colegio ese desarrollo en el que los amigos tuvieran ese sobrenombre, esas formalidades o esas danzas amistosas.

Entonces, cuando yo entro a la universidad y salgo del closet, por cosas de la vida me colocan ese nombre, es la primera vez que me colocan un sobrenombre, y de alguna manera eso me hizo entender que era parte de algo, me hacía aceptarme a mí mismo. Como que ese sobrenombre hacía que la gente por fin viera que yo me aceptaba a mí mismo, entonces de ahí la importancia y cómo relaciono todo lo que me pasó con mi nombre.

Hemos leído que por el contenido de tus fotografías y el nombre han existido problemas para las exposiciones ¿qué problemas o anécdotas puedes recordar?

Dentro del trayecto, yo creo que más que por el nombre o por el contenido de las fotos, era un prejuicio que todavía lo vivo acá, digamos, el contenido de las fotografías siempre me marcó, pues yo llevaba una carrera muy paralela al arte (trabajar con moda), hasta que un día decidí retirarme de la publicidad y de la moda como tal por que la gente siempre relacionaba mi trabajo personal con los trabajos laborales o netamente comerciales. Entonces, siempre llegaban como «Ay es que tu trabajas con trans, mejor no, pues no nos interesa,» o, «Ay es que tu trabajas mas fotografía gay, y no, queremos otro perfil». Recuerdo cuando trabajaba con una empresa que me dijo, tal cual: “Tú no puedes trabajar más con nosotros porque ahorita vas a sacar un libro que es sobre temas de personas transgénero y mi empresa no se quiere ver involucrada con eso”. Ya ahí existe una discriminación súper grande.

Por el lado del arte, también empiezo a ver esa discriminación. Al principio, me decían que el nombre Manu Mojito no era un nombre serio. Me daba risa porque es un sobrenombre, y dentro del arte se han usado tantas veces todo tipo de nombres, que es ilógico decir que un nombre no es acorde con una plataforma artística.

Pero, sobre todo en el arte, yo creo que lo más relevante es que, dentro de mi experiencia he podido ver que el arte se aprovecha de las circunstancias políticas o los condicionamientos actuales del país, hablando netamente de Colombia, porque cuando a la gente no le interesaba exponerme, todos siempre me decían lo mismo: «tu tema es increíble me encanta, estas dando una ventana a estas personas, este grupo», y todo lo que se puede decir sobre un trabajo de este tipo, y yo decía bueno si les gusta tanto, por qué no me invitan a exponer, no se, ganarse uno un premio, por ejemplo, salón arte joven y decían, no pero es que esta obra no es comercial, la gente no va a querer tener una chica trans en su pared, todas estas respuestas que me parecían ligeras porque uno decía es arte al fin y al cabo, y esto pasaba más que todo en Colombia. De ahí empecé a trabajar en el exterior, porque aquí no había esa apertura, acá empecé a trabajar en espacios no comerciales, no galerías, subastas ni cosas de estas, sin embargo luego llegaron las subastas que me acogieron en mi carrera. Yo dije bueno está bien, pero ahorita uno ve el auge de esta temática, en la que ya se empezó a exponer, a hacer visible y ponerse de moda, entonces ya es más normal que se exponga, ahí uno dice son anécdotas, problemas, yo no se, pero igual afortunadamente lo hemos sabido llevar y hemos gozado de la trayectoria que se ha vivido.

¿Cuáles han sido los logros más grandes de tu carrera profesional?

Dentro de los logros más grandes, cuando estaba estudiando artes y empecé a conocer la movida como tal, yo dije quiero estar en el MAMBO (Museo de Arte Moderno de Bogotá), exponer en el MAMBO. Uno veía estos grandes artistas allí, y luego tuve la oportunidad de exponer. Luego dije en el MAC (Museo de Arte Contemporáneo), también en los museos me gustaba mucho, porque en ese momento pensaba que como el museo es un símbolo importante. Pero de las cosas que siempre quise estar fue en el Museo Nacional, más allá de que fuera un museo, quise estar porque yo me acuerdo que de chiquito mi abuelo pintaba como hobbie, pintaba muy lindo, tradicional pero muy lindo. Él iba al Museo Nacional y copiaba muchas de las obras que estaban allá, incluso había una chiquita que recuerdo muy bien que es una escalera a un segundo piso como en un templo o un castillo, él la copio y era igualita, tanto que cuando la vi pensé que era esa la de mi abuelo. Como yo veía que mi abuelo hacia eso, siempre por esa validación positiva, que podría tener el abuelo de uno sobre lo que uno hace, quise estar en el Museo Nacional, como que hubiera querido estar en el Museo Nacional, justo cuando mi abuelo iba y miraba esas obras y hasta de pronto que él las cogiera para copiarlas, es como una cosa más sentimental y personal, pero creo que ese es un logro. Me ha gustado mucho ser parte de la colección del Museo Nacional, y ser parte del Schwules Museum, que es el primer museo LGBTIQ que hay en el mundo y que está ahora en Berlín. Pertenecer a esa colección es un logro muy grande.

¿Porque son importantes tus fotografías como lucha social?

Mis fotografías tuvieron al principio un listado de críticas y quejas, por que simulaban mucho el mundo de la moda. La gente, otros activistas y artistas siempre decían «es que tu obra es superficial y muestra a las personas como si fueran bellas, les quitas todas las arrugas, todas se ven como si fueran perfectas» y bueno sí. Era interesante porque realmente sí era mi intención que estas personas se vieran así, pero es porque el sujeto que convencionalmente he retratado no pertenece a ese mundo que nos pintan, o a esos ideales que nos dicta la cultura mediática actual. Son personas más reales las que están en esas fotos, al ponerlos dentro de esos contextos, era para mí buscar activar de alguna manera los mismos mecanismos que utiliza la publicidad para controlarnos.

Que al principio obvio yo creo que cuando comenzamos a hacer algo no lo tenemos tan claro, pero ya luego cuando empecé a avanzar, me di cuenta de que lo que hacía era utilizar la publicidad, o la manera que la publicidad nos trae la información que día a día vemos, porque nosotros validamos como cierto, como positivo, lo que vemos en las redes en la televisión, vemos todos los días gigantografias, vallas publicitarias, revistas y todo eso lo valoramos como lo que debe existir: esa modelo guapa en la revista es lo que debe existir, así es como debemos ser, ese comercial o productos son lo que son porque están ahí.  Dentro de todo ese mundo comercial, se utiliza un juego que aplico en mi trabajo, de alguna manera utilizando esas estéticas mediáticas para hacer visibles las personas queer, trans, que normalmente son puestas dentro de contextos de marginalización y criminalización.

¿En qué crees que ha beneficiado a la comunidad LGBTIQ el tener un espacio como lo es el Museo Q en el Museo Nacional?

Yo creo que tener espacios diversos dentro del Museo Nacional era como una puerta que hacía falta abrir, aquí en Bogotá y en Colombia. Más allá del Museo Q (porque es solo una parte de lo que está en el museo), también hay otras instituciones, grupos, colectivos y archivos históricos que han apoyado, de alguna manera, la memoria LGBTI en Colombia, como la Fundación Arqueo, la Red Comunitaria Trans, agentes del arte como Miguel Ángel Rojas, etc., hay como toda una congregación de personas que, de alguna manera, han intervenido y aportado de tal forma que pueda existir y pueda conllevarse esa importancia de estar en el museo, que no es una memoria simple o básica, sino una memoria importante que debe estar ahí expuesta.

¿Cómo se logró este espacio?

Se que fue una propuesta desde la parte de curaduría del museo, donde empiezan a crear como todo este espacio a través de la necesidad que el museo tenía, entonces es esa iniciativa, que empieza desde el grupo de investigación del museo, en la que empiezan a invitar a los estos agentes que hacemos parte de esta colección como tal.

¿Crees que hay una mala representación de la comunidad LGBTIQ en el arte?

Esta es una pregunta difícil, porque no se si haya realmente una mala representación de la comunidad LGBTI dentro del arte. Yo creo que todas las propuestas que lleven a estar en pro de la comunidad son válidas, gústennos o no. Hay propuestas que de pronto yo no comparto, otras que yo no haría, pero no significa que no sean válidas, pues de alguna manera también están aportando y eso. Yo creo que es lo más importante, más que mirar si de pronto es una mala influencia como tal.

Lo que sí creo es que la mala representación de la comunidad LGBTIQ en el arte es, precisamente, la no-representación, donde simplemente se avala este tipo de arte pero no se interesa en mostrarlo, o no se muestra por miedo al qué dirán, o porque no sea comercial, o porque simplemente tiene muchos tabúes. Yo creo que ahí sí vendría existiendo una mala representación.  Si es por ahí por donde va la pregunta, yo creo que sí hay una mala representación, porque, por más de que se abren cada vez más espacios, el arte que proviene del LGBTIQ esta sostenido y sustentado a través de apoyos y becas. No es usual que haya una remuneración a través de la venta o la comercialización que procede del arte, y no es porque necesitemos que nos avalen esos espacios, pero sí es necesario estar dentro de todos los gremios. Eso lo que quiere decir es que hay un tabú sobre este tipo de arte aún.

¿Cómo es posible subsistir del arte?

Como te lo mencionaba antes, en el arte, dentro de nuestra perspectiva, se puede subsistir a través de las convocatorias, de las becas, de los concursos, generar contenido, no quedarse quieto, estar indagando y buscando nuevas posibilidades dentro del arte mismo, ya que existe la exposición, la venta, la subasta (que son otros feedback de ganancia). Creo que lo más importante es buscar los apoyos al arte en todas las maneras y formas de convocatorias que están abiertas.

¿Qué mensaje le darías a personas como la concejala de Santander?

Sé que pueden haber un millón de formas de equivocarse al expresarse, pues en la terminología LGBTIQ hay un montón de claves, palabras, dialectos que se han formado en esta última década, y que es muy difícil implementarlos siempre, de tal manera que es fácil confundirse y a muchas personas les pasa, sobre todo refiriéndose a una persona trans (por ejemplo, si es una mujer trans todavía le dicen él, lo tratan como sujeto masculino). Pero yo creo que lo importante es aprender de ese error y, de alguna manera, reivindicar y aportar desde el error a la misma comunidad que vulneró. Ella puede decir que se equivocó, pero sigue siendo un error que hable así de personas que viven con el VIH. Vivir con él no es un tabú, eso ya dejó de ser un estigma, entonces también está discriminando y segregando con estas palabras. Eso es lo más importante, que se pueda vivir dentro del error, pero también reivindicarse, aceptar los errores y formar o forjar espacios que alberguen una construcción de paz. Ser receptivo a aprender, porque de alguna manera para todos es un aprendizaje.

¿Qué consejo le darías a artistas que apenas inician su carrera?

Yo creo que para las personas que trabajan dentro del arte, pero más que todo con comunidades, mi consejo es que trabajen realmente en pro del futuro de las personas, que el trabajo se haga porque uno quiere ayudar o apoyar otros procesos y no por simple reconocimiento. Porque la cosa que siempre me molestó, desde el comienzo, es que los artistas simplemente utilizan los procesos de otras personas, las luchas de otras personas, para plasmarlas, mostrarlas y de alguna manera “sensibilizar” al público, pero ni siquiera invitan a esas personas a estar en sus exposiciones o participar dentro de los eventos, especialmente, cuando consiguen sumas exuberantes por las que venden las obras y ni siquiera se ven reflejadas estas ganancias en las mismas poblaciones, entonces la idea también es apoyar a nuestros pares, y que todos aprovechemos las herramientas para visibilizar los procesos que queremos mostrar.

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