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ANTOLOGÍA: JOHN GÓMEZ

JOHN GÓMEZ. (Bucaramanga, Colombia, 1988). Magíster en Filosofía y escritor. Director de la plataforma cultural Alter Vox Media y la Editorial Sátiro. Creador del «Certamen Nacional de Poesía Basura John Gómez». Perdedor en infinidad de concursos, premios y convocatorias literarias. Autor de los libros XIII (2019), Baladas Baladíes (2020), Poemas para lidiar con uno mismo de madrugada (2021), Máscaras (2021), Opus Diabolicum / El Evangelio de las Brujas (2022), Esto no es un libro de poemas (2022), Desaforismos (2023), La mala suerte (2024) y Morir, ese privilegio (2024). Poemas suyos han sido traducidos a varios idiomas. Ha hecho parte de un montón de festivales y ferias del libro, detesta las mafias alrededor de las instituciones culturales y sueña con la llegada del fin del mundo. También le gustan los mapaches.


hay un pájaro azul en mi corazón

que quiere salir,
sentir la caricia del viento en su plumaje

se despierta a media noche,
penetra en los nidos de otros pájaros,
desparrama las cosas por el suelo

comprende
que las dimensiones de la carne
son también las dimensiones del anhelo

se desdobla, entonces,
canta, justo antes del amanecer,
una canción sobre pájaros tristes

da saltos
de un lado a otro
y mi corazón retumba
con el eco de sus pasos

es un pequeño pájaro azul
que desconoce la forma
de sus alas

no sabe volar
pero quiere sentir
la caricia del viento,
el murmullo de las ramas
al inclinarse ante su sombra

se estrella contra las paredes
y mi corazón es una jaula
que trata de ensancharse
más allá de los límites
de su miedo

es un pájaro azul
entre muchos otros pájaros
que quiere salir,
que quiere volar
aunque no pueda

sueña que las nubes
acunan su cuerpecillo
de ave lastimada

que la llovizna existe
para lavar su desespero

ríe, mientras sueña,
y se refugia en su plumaje
para escapar del frío
que lleva dentro

luego se queda allí,
imaginando
que se desvanece al fin
en el celeste
          de la mañana

A Carlos Rueda


imaginar un gato
trazar cada uno de sus bigotes
que vibran en el aire

imaginarlo desde la cola:
apéndice que se enrosca
entre formas invisibles

el gato hecho de pelos de gato,
la lengua del gato
una extensión de su pelaje

imaginar el ronroneo del gato,
manifestación de su figura
cavilando entre los tímpanos

todos los gatos
conservan los modos
de un primer gato salvaje

maúllan para reconocerse
ante la distancia del otro,
se armonizan entre sí

imaginar la sombra del gato
como el reflejo de otro gato
que besa la luna

hasta que llega un gato,
ese gato, mi gato,
salido de cualquier parte

y todos los gatos del mundo
son tan solo posibilidades
de la espera

A Viernes y XIII


UN POEMA INFINITO

Toda idea extendida hasta el infinito
se convierte en su propio opuesto


Georg Wilhelm Friedrich Hegel

este poema no tiene final

tampoco es que tenga un inicio muy claro

más que un poema, es un bache en el tiempo

infinito, en su propia singularidad, pero inútil

es un poema innecesario que no cambiará la vida de ninguno de aquellos que lo escuchen por primera vez

o que lo hayan escuchado más de 59 veces

probablemente no quepa en un libro, o sea un libro en sí mismo

un libro pequeño, de esos que uno suele leer en el bus

(dependiendo del trayecto, claro)

no sé realmente donde acaba y no sé si termine de escribirlo nunca

(como un bus que uno toma con destino a cualquier lugar)

evidentemente es un poema que no dice nada

y si dice, aquello de lo que habla es ambiguo

es un sol de medianoche, insomne, que le teme a su propia luz

es una hendidura del tiempo en la que el tiempo se diluye dentro de sí mismo

como el azúcar en el café

como la sangre en la saliva cada vez que escupo en el lavamanos y noto que debería empezar a fumar menos

o a fumar más

al final, es cuestión de tiempo

¿y acaso nuestro tiempo no es otro bache en el espacio?

¿acaso cada uno de nosotros no es, también, infinito en su propia singularidad?

motas de polvo en un universo cada vez más grande

y, sin embargo, ¿quién podría abrazar a mi hija con la misma ternura con la que yo lo hago cada vez que se lastima las rodillas?

¿quién podría reemplazar el cariño ausente de mi madre en una infancia cada vez más difusa y, a la vez, más presente?

quizá el poema sí dice mucho más de lo que había imaginado líneas arriba

quizá mis poemas son mucho más que formas de espantar el tedio

y saber que no necesito demasiado para quebrarme del todo

sé que voy a terminar suicidándome en cualquier momento

que mi fantasma se quedará aquí, aferrándose a un dolor que, al igual que este poema, tampoco parece que vaya a terminar nunca

tener una enfermedad mental es como ser mordido por un hombre lobo

hay cosas que temo de mí, que sé que están en mí y pueden lastimar a otros

las palabras se me desbordan, casi que por necedad

y hay días en que no puedo dejar de escribir

trato de darle forma a esto que siento por medio de imágenes más o menos imperfectas

(imprecisiones estéticas, nacidas de la mediocridad)

formas de romperse hacia adentro, con gran estruendo

permitir que algo cobre vida a partir de la nebulosa de todo aquello que ya no soy

o, quizá, las palabras son tan solo modulaciones de la voz, cuando las leo en voz alta

ideas al azar que pasan a través de mí

y se alargan, o se acortan, con los tiempos de la respiración

así

o así

o quizá, es solo un pretexto, ¿no?, una forma de mentirnos, de convencernos de que todo va a estar bien

¿pero acaso toda la poesía no es eso mismo, un pretexto para escondernos de la vida?

nadie va a necesitar a un poeta para socorrer a un anciano que se desploma por causa de un infarto

(como se desplomó mi abuela en los brazos de mi madre hace algún tiempo ya)

y, sin embargo, ¿cuántos poemas no caben en las heridas de bala?

¿cuántos huérfanos no llorarían un poco menos si tuviesen un poema que los acunara por las noches?

cuatrocientos mil niños nacen, en promedio, cada día

y es tan difícil para mi abuelo olvidar el rostro de la mujer que amó más de sesenta años

al punto de que le ha abierto la puerta a la demencia para cerrarle, definitivamente, otra puerta al dolor

¿y de qué sirve la poesía si no es para terminar en llanto?

para sentir que, del otro lado de la muerte, hay una voz que canta,

(un enjambre de voces, que canta en todos los idiomas y me pide que me deje ir)

quizá es Dios, o quizá es un vagabundo a punto de prenderse fuego en una noche de diciembre

¿no son la misma cosa?


este

es un poema que no acaba nunca

que no tiene final

y, sin embargo, termina así

abruptamente

con una breve exhalación

(como cada uno de nosotros)


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