ANTOLOGÍA: NATALIA LONDOÑO

NATALIA LONDOÑO LIZARAZO. Nace uno de tantos soles de octubre. Ha amado desde siempre la literatura y siente una especial atracción hacia la poesía. Su obra ha aparecido en numerosas publicaciones, entre ellas: Revista Prometeo, Revista de Humanidades UIS y Revista Puesto de Combate. Hasta la fecha tiene un libro publicado, Días distintos, y ha estado incluida en antologías poéticas (Suma y resta poética, Jóvenes voces de la poesía santandereana, Poesía joven virtual, Sin poetas no hay poesía, La voz alucinada, entre otras).

 

ETERNA

               A Silvina Sánchez de Lizarazo

Fuiste voz
hoguera
zarza ardiendo
huracán
volcán
ventisca
canción
protesta
corazón al viento.

Y, ahora eres
gloria
elegía
eterna
magnificencia
amor
incandescencia
paz
pero nunca silencio.
Vives dentro de cada uno de nosotros
como desde el primer momento
cuando los primeros moradores del planeta
sorprendidos
observaban
desnudos
sus cuerpos.

 

VOCES DE FUEGO

Sufro de constantes desvelos
de extravíos del corazón
y de voces de fuego.
Siento latir cada átomo de cada árbol en mi piel
sus raíces profundas calan mi garganta
en mi regazo culminan las olas
que como el tiempo incesante
fluyen.

Me alimento de aguas cavernáculas
del aire y sus formas
de cada latido de tu piel.
transpiro savia
florezco como el cayeno
mientras este extraviado corazón
renace
exhalando
voces de fuego.

 

DIAGNÓSTICO

Dices que debo estar enferma
Y aún de otra manera te digo que lo soy
¿quién más podría navegar con este corazón?

 

COSAS QUE IGNORO

Hay cosas que ignoro, miles
y otras que he olvidado –no son tantas-.
A la primera categoría pertenecen
los nombres de la mayoría de mis primos
el sabor de las especias Irlandesas
la textura y el cuerpo del sake
la ubicación de las colonias francesas
los tintes de la luna desde Costantinopla,
el sabor del coñac,
las palabras de amor que
con un amante primerizo se han de usar
la sonrisa de un  moribundo
-diferente a la sonrisa que veo en el espejo-
la metafísica, la astrofísica y otra serie de eventos
que me llevaría algún tiempo enumerar.

A la segunda categoría pertenecen
el caminar despacio como quien lleva
una prisa tardía,
sin tiempo,
el gusto de tomar una mandarina y desmembrarla
gajo a gajo, partícula a partícula.
La ardua tarea de pasar noches  en blanco,
hablando con mis muertos.
El nombre de la primera persona que, pobrecilla,
leyó mis versos.
El mote con el que, cruelmente, me designaban
mis compañeros de colegio
el sentido de lo ajeno y lo propio.

Sin embargo, existe una última categoría
de la que me gustaría no hablar
pero no puedo prescindir:
La de aquello que conozco, pero que no puedo olvidar,
por mucho que lo desee, por más esfuerzos que haga.
En ella te encuentras tu
mi homólogo
y algunas voces más.

 

AMOR EXHIBIDO

Como si el amor pudiera ponerse en la lista del mercado
O exhibirse en un escaparate
o solicitarse por twitter
o, siquiera, pensarse.
Como si no fuera algo que te deja anonado
en medio de la carretera
o algo que deseas esquivar
pero que te atrapa
y  te deja con esa sonrisa estúpida
durante el eterno segundo del recuerdo.
O ese húmedo animal
que te envuelve con su esponjoso cabello ,
ríe, golpea y huye.
Y, como si el amor pudiera ponerse en la lista del mercado
paso un lápiz por encima de tu nombre,
del contorno de las letras de tu nombre,
dónde ya no estás.