TRIBUTO A VIOLETA PARRA EN KUSSI HUAYRA

Por Manuel Ferro.

Fotografías por Manuel Ferro.

El día 29 de Septiembre, en el corazón de Piedecuesta (en la Casa Cultural Kussi-Huayra), a las 10 de la noche, se levantaba una voz limpia, auténtica, profunda y nostálgica: la voz de Adriana Lizcano, que alentaba las almas de los que la escuchaban como si se tratara de una fogata indígena. Se cantaban, al lado de una guitarra y una tambora, las canciones de la legendaria Violeta Parra, una artista chilena de vocación: pintora, escultora, bordadora y ceramista; esa que alguna vez enardeció los más sinceros corazones con sus líricas fraternas y sus sinceras y melodiosas letras.

«Una voz limpia, auténtica, profunda, y nostálgica: la voz de Adriana Lizcano.»

El evento llenó el lugar: calor humano, alcohol y cigarrillo, todo junto con la voz de Adriana. Fue tal el ambiente que se podía sentir el latido de las fibras latinas más profundas, pues cada acorde de la guitarra y cada golpe a la tambora se hacían más fuertes y pasionales con el paso de la noche, como si el tiempo fluyera hacia atrás y como si Violeta Parra estuviera presente, nostálgicos y cálidos conciertos como este pocos.

Una gran experiencia para todas las personas que asistieron, y no sólo para las personas, pues durante el evento en el escenario se acostaron un par de perros callejeros, que atraídos por las notas y el ambiente fraterno y humano, decidieron acompañar el lugar y descansar a la vista de todos los espectadores.

«Cada acorde de la guitarra y cada golpe a la tambora se hacían más fuertes y pasionales con el paso de la noche, como si el tiempo fluyera hacia atrás.»

Más allá de todo, un homenaje tan sincero y hermoso como este es difícil de encontrar, y esa noche, Adriana Lizcano y su voz nos dieron una prueba de lo más ardiente del pueblo chileno.

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