ANTOLOGÍA: ORIETTA LOZANO

ORIETTA LOZANO. “Escribo para ver el resplandor”. Cali, Colombia. Ha sido directora de la Biblioteca Municipal de Cali. Su obra incluye poesía, narrativa y breves ensayos literarios. Ha publicado entre otros libros: “El brocal del pozo” “Fisuras del viento”, “El silencio del agua”, “Letanía del silencio”, “La herida de los siglos”, “Albacea de la luz”, “Resplandor del abismo”, “Peldaños de Agua”, “El Solar de la Esfera”, “Luminar”, “Antología Amorosa”, “Alejandra Pizarnik”, “El Vampiro Esperado”, “Memoria de los Espejos”, “Fuego Secreto”.
También ha sido incluida en diversas antologías, entre ellas: “Poesía colombiana, Antología” (México); “Una Gravedad alegre” Poesía Latinoamericana (España); “Mundo Mágico” “Poesía colombiana” (Brasil); “Silencio en el jardín de la Poesía”, (Colombia); “Azul casi púrpura”, (Colombia); “La infancia recobrada”, (antología del XXIII Encuentro Internacional de poetas, Cereté, Corazón de Mango, Colombia) Arte poética, Metapoemas de autores latinoamericanos, (Costa Rica) y Una Antología Inmediata (Francia). Obtuvo el premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus con su libro de poesía “El vampiro esperado”.
Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués. Invitada a Francia a la XIII Biennale Internacionale des Poètes por la Fondation Royaumont al Seminario de Traducción de Poetas extranjeros para la traducción de su libro “Agua Ebria”.
Azul casi púrpura
Es la más luminosa forma de la gracia,
penetra la redondez vacía de la nada,
la grácil curva de la piedra,
la hondura feroz de la caverna.
Cubierta con su túnica
larga y extraviada.
Esta vez irá
por los confines
donde no se nombra a Dios.
El azahar de un día luminoso
la ha despertado
bajo el influjo del olvido.
Agua densa de la ira,
irisada agua del deseo,
yerta agua de la luna muerta,
agua circular y vaporosa del pantano
que se fuga y se borra
entre el presagio de un cuchillo;
agua oscura casi blanca
que espera entre las manos,
agua del temor que se esconde
y precipita,
agua de la oblicua culpa,
de la memoria de la espina,
agua sorda sobre el rostro
del silencio,
agua ciega sobre la escritura
del espejo;
agua que lava las heridas,
que repara,
que abraza y configura
la forma de los cuerpos,
el peso de la muerte.
Boda blanca
En mí laten el aliento del espejo,
el poeta que cava su agujero
y el flujo iluminado
que derrama
la herida de los siglos.
La belleza es un lirio,
Dios, una niña enferma,
el amor, el resplandor de una fisura.
Interior
Georg Trakl,
tu hermana llora
mientras recorre los dorados bosques
y su sombra se ahoga
en la orilla de los ríos.
El rojo crepúsculo ilumina una alondra
que vaga indefinidamente,
y en la noche como un acto luminoso
y necesario
se enciende una luciérnaga.
El cuerpo se alza liviano
ningún sentimiento lo detiene,
y en un cuarto con olor a Dios
y anfetamina
un muchacho sostiene
en su espalda el universo
y muy despacio cierra la ventana.
El viento configura mitos
y la felicidad se acuesta moribunda.
Nadie parpadea,
como si fuera tan fácil escaparse.
Estrellas en la niebla
Me vestí con el mismo traje de tu muerte,
y tal vez más desquiciada,
queriendo hallar doble recuerdo,
tomé la mano de mi hija
y la ovillé como si fuera un hongo
o una hoja de papel,
en la que no alcancé a escribir;
me hundí con ella,
en el leve vapor
que me legaras en la mañana de un invierno.
Cerramos los ojos, y el mundo siguió hurgando,
buscando gusanos de zafiro.
Del cuervo y la multitud te salvo,
Sylvia Plath,
sé que quieres escapar de las promesas,
encontrar tu agua oscura
y venir a mi legítimo silencio.
Yo, Assia Wevill,
esta mañana, he cambiado
la abyecta hora del reloj,
ahora estoy subiendo las escaleras de tu aldea,
¡vamos, Sylvia,
mírame!
hallarás tus ovejas en la niebla.
El solar de la noche
La noche herida como una flor de hielo que se rompe,
noche que alcanza los brazos de Dios
y hasta parece que las piedras sangran.
La noche huérfana que juega como una niña con sus lamparitas
a alumbrar las tinieblas de las calles,
solitaria juega implorando una dulce compañía.
La noche titubeante que regresa al jardín de los cerezos,
se vuelve aguja para entrar al hilo de los sueños
y tiene olor a sangre de manzana.
La noche penitente que se encierra en el ático y se hace antigua
tanteando el ángel olvidado.
La noche desollada que cae al vacío como una piedra desamparada
y cuando se hace humana marca las puertas con los nombres olvidados,
retira su máscara y su rostro viejo tiembla.
La noche temblorosa con sus deditos congelados
tirita sobre un frío abrigo en la espalda del dolor.
Emma o la herida de los dedos
Tengo la edad del árbol
que despierta en el ojo del que ama,
observo el mundo
como un cerillo a punto de encender,
se retuerce la luz en las astillas,
llevo los dedos extraviados,
llenos de hastío,
mi corazón se rompe en mil crujidos
cuando cae el peso del dolor.
La noche tiene un lugar en el silencio.
llevo los dedos tristes,
llenos de rocío.
Gemido lacerante
que llevamos dentro,
que se rasga
a la velocidad de la caída.
La memoria recuerda,
como el velo del agua,
llevo los dedos heridos,
densos, llenos de lumbre
Voy hacia el beso del mundo,
al vestigio del día primigenio.
La noche se estremece y grazna,
llevo en los dedos una hoguera,
un pájaro cantando.
La ruta del Jazmín
Hay regiones del cuerpo
donde crece como un árbol la melancolía,
las yemas manchan de amarillo bilis
la revelación de la aurora
y no sé discernir en qué región del cuerpo
es más oscuro o feliz mi pensamiento.
Dejé como una ofrenda, la ira y el dolor
en el portón de los olvidos,
con una mano se reverencia
y con la otra se quebranta.
Como un animal en vigilia
contemplo la flor de la noche caer y levantarse,
hundirme dentro de mí misma, diluirme,
perder el rostro, ser en otro cuerpo,
una ostra o una estrella.
Vacío mi nostalgia,
el barro vuelve al barro,
el agua vuelve al agua.
Contemplo la huida,
estoy durmiendo como una piedra,
como un sello, como la escarcha,
como si tan solo se tratara de dormir.
Palpo mi rostro bajo la luz de los jazmines,
En la mancha del vacío, configuro el mundo,
el extravío del tiempo, y Dios baila conmigo.
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Alter Vox Media S.A.S (NIT: 901019145-1) es una plataforma digital, enfocada en impulsar la escena artística y cultural de la región desde diferentes disciplinas.
La poesía, a veces, tiene la capacidad de encarnar en las cosas (las aguas, la noche, nuestra lectura de algún poeta, las fibras de la intimidad a la que no siempre alcanzamos…), para dejarse ver, para probarnos que todavía existe y existimos. Como en el caso de Orieta Lozano.
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Antologia: Orietta Lozano
Es de admirar el juego de sus palabras con la que describe la condición humana, desde sentimientos pobres hasta emociones sublimes.
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