ANTOLOGÍA: SATRIANI DURÁN

SATRIANI DURÁN nació el 14 de abril de 1995 en Guadalajara, Jalisco, México; estudió la licenciatura en derecho y la licenciatura en filosofía. Es autor de Sin Razón de Ser y Sin Nada que Perder (2015); Cuentos, Mentiras y Poesías (2016); Morirse en México (2017); De Calles, Casas, Bares y Moteles (2019) e Hijos de su Puta Madre (2022). Ha colaborado para distintos medios impresos y electrónicos en México, Colombia, Argentina, Perú, España, Guatemala, así como participado en diversos foros y espacios culturales en todo el territorio nacional y Latinoamérica.

CONJUNTIVITIS AGUDA POR LLORAR DEMASIADO

Cuando cierras por largo tiempo
las llaves del grifo del llanto,
el dolor y la aflicción se atascan
en un sarro interminable
que retiene eternamente
un ridículo tormento.

POBRE COMESOBRAS

Con las taqueras del ocaso
el Pobre Comesobras
se alimenta del rechazo;
vive él solo detrás de un cesto
cuyo fondo luce vasto

come platos, come sesos,
come tacos, come pasto,
el Pobre Comesobras
está del mundo harto…

En las mesas de colores
el Pobre Comesobras
pide unas monedas,
unos pesos, unos cobres;
antes del trabajo y malabares
con la sed y el hambre y
esas ganas grandes de roerse las narices.

Pide uno, gasta tres,
queda en ceros,
en sus pies y ya
no quedan ganas de
seguir
                     andando.

TRUNCO

Todos íbamos a ser algo
que no somos ahora,
pero a unos les mataron los sueños
y a otros les mataron enteros.

8 DE MAYO DE 2017

Las calles viejas meadas, los perros muertos hechos a patadas; hace calor, no hay sombra, no hay agua y todos tienen prisa por ser devorados por calzadas infinitas atestadas camino al sol. Un auto tras otro, una esquina y luego otra, luz verde, luz roja, luz blanca, luz de sol… El reloj gira sus manecillas a toda velocidad buscando regresar al mismo punto de donde partió encontrando siempre igual, el doce y luego el uno y luego el dos… No así conmigo en esta ciudad, ciudad de mierda que no para de crecer pese a que no se mueve; calles de mierda manchadas de sangre, llenas de basura, de autos, de gente; vida de mierda que se cuela frenética por el drenaje, la coladera del olvido.

A LA BOLSA QUE ME HALLÉ EN LA CALLE QUE PATEÓ MI PAPÁ

Bolsa negra, negra es la pena
que embarga a los muertos
que viven, sin embargo hacinados en tormentos.
Errante vas volando eterna
por los cielos y las calles
condenados de esta tierra
sin parar, sin descansar…

¿A dónde vas, bolsita?
Te arrastras y me tientas
a patearte al aire, al camino
que se tuerce conmigo.

¿A dónde vas, bolsita?
Te quedas quieta y te deformas
al compás del sol.
Quieres volar como las hojas
y vienes a mi cuando nadie
te desea, para rodar después.

En tu vacío deforme,
emplasticado negro,
cabe el alma que no llevo:
con un destino incierto igual que tu camino,
que se fue arrastrando como tú…