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ANTOLOGÍA: LORENA CATHERINE ESCOBAR NARANJO

LORENA CATHERINE ESCOBAR NARANJO. El azar me alojó en el vientre de mamá hace 30 años, adelantada al ciclo uterino y oponiéndome rotundamente a ser una piscis más del estanque familiar, los aires de la libertad me acogieron en su acuario. Nací en Samaniego, Nariño, lugar de soles, ríos y naranjas.

Mi inocencia y mi obsesión por las pequeñas cosas me susurraron los versos de «VERSONIMIOS EN CLAVE DE SOL» y de «Surreal» mis dos primeros libros de poesía, los malos amores me latigaron con «Funeral» mi tercer libro, y el desasosiego sigue dictándome las palabras de «Trasteo» mi cuarto libro de poesía que aún no considero acabado. Respecto a su publicación siempre, me oculto en ese mundo esdrújulo, anónimo e inédito que aún no me incomoda; he leído mis textos en encuentros de mujeres poetas colombianas, encuentros de jóvenes poetas, recitales de poesía en casas culturales y bares de mi ciudad.

Me he atrevido hace poco a figurar en la antología de poetas nariñenses «Brevedad» (Editorial Avatares, Pasto), asimismo en «Luz al vórtice de las palabras. Cartografía de mujeres poetas colombianas» (Editorial Escarabajo, Bogotá), en la sección Nuevas voces de la revista «Luna Nueva» (Tuluá), y en este año en el Concurso Nacional de poesía Basura John Gómez, certamen en el que resulto ganadora.


Hermanas

Tengo dos hermanas muertas.

Mi madre las perdió para poder darme la vida.
Hubiesen sido el orgullo de la familia.
Una abogada uribista
y una médica que le dedicaría sus días
al antiséptico, el yodo y el dolor.
Un par de mujeres Escobar Naranjo
que a sus veintisiete estarían casadas
con los mejores partidos de Pasto,
y que a su edad jamás se hubiesen tomado un trago,
mucho menos emborrachado en un andén o en un parque,
con el culo sucio de asfalto.

Pero se murieron
antes de bajarse del bus.
Se las llevó la muerte
antes de conocer el mundo,
antes de conocer Pasto.

Con el incidente,
mi madre solo tuvo varones,
y en el noventa y dos
me engendré en su vientre.
La muerte también intentó llevarme.
Quitó mi cabeza de la vista de los médicos,
me alojó fuera del útero,
embriagó a mi madre, que aún menstruaba,
y dio vía libre.

Maldijo mis pasos con la poesía,
hizo que fuera de izquierda,
me mandó un novio traicionero.

La muerte me emborracha
y regala cosas mucho peores,
por la insolencia de sobrevivir
en el vientre de mi madre,
hace tiempo.

Poema ganador del III Certamen Nacional de Poesía Basura John Gómez 2023


Morfina

A tu padre le suministraron morfina
quince días antes de su muerte
sabemos que ese es el último paso farmacéutico
antes de los santos óleos
—El último paso espiritual—
La morfina permite que la muerte se te adentre a los huesos
sin que duela tanto
permite que se te pudran los órganos sin el ardor del caso
que se te apaguen los ojos
y que colapses sin que el sistema nervioso te recuerde que dolemos todo el tiempo.

La distancia es la muerte metiéndose en nuestros huesos
ya me he acercado a Dios
y le di los santos óleos a esto que ya no somos
¿Pero al cuerpo cómo lo calmo?
¿Cómo reparar el aleteo de tantas cucarachas volando en medio de mis restos?
si me duelen cada uno de los días que no existimos

Y yo desearía que estuvieses muerto en la vida real.


Decálogo

1. Desarme su cama y contemple los mapas del colchón
2. Recoja todo lo que pueda en unas cajas, sacas, estopas, o bolsas de cadáveres
3. Desempolve un poco los artefactos de las mesas, los nocheros, las repisas
4. Cerciórese de la fragilidad de los objetos y amontónelos
5. Lea las cartas, postales e instructivos, que ya había olvidado (relea)
6. Ignore las fotografías que salgan, no hurgue en la mirada de esas personas lo que ya no existe
7. Ármese de un par de hombres: Necesitamos fuerza bruta para el refrigerador, el colchón… lo pesado.
8. Baje con cuidado y construya las nuevas geografías de la casa. No pague el camión de mudanza: da suerte.
9. Piense que en cada nuevo lugar usted hará el amor, eso lo llevará a ser creativo con los espacios.
10. Anhele llenar de matas los espacios vacíos, de colores los espacios vacíos, de rostros los espacios vacíos… llene como sea el vacío


    Propietarios

    Después de un año
    Vuelven los dueños de la casa
    Reciben los réditos de tres meses
    Billetes de cien y cincuenta desfilan de mis manos a las suyas
    Preguntan ¿Qué tal todo?l
    ¿Cómo puedo decirles que todo va bien
    Si hasta he planeado matarme en su garaje?

    Sonrío.


    Lo imposible

    Dentro del recipiente de fresas congeladas
    Una se opone a la vitalidad impuesta por el hielo
    Y se pudre.

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