ANTOLOGÍA: CARLOS ULLOA RIVERO

CARLOS ULLOA RIVERO (1987). Filósofo de la Universidad Javeriana, Bogotá. Magister de la Université de Poitiers, Francia. Doctor en filosofía de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Fundador de Laboratorio Creativo de Santander – LACSA, 2020. Con la editorial LACSA ha publicado tres libros: el poemario Moiras, 2020, ganador de la beca Bucaramanga Cree en tu talento del IMCT; el libro de ensayos Antítesis, 2021, ganador de la beca Motivarte de la Gobernación de Santander; y Elevación, 2022, poemario que acompaña a una serie del fotógrafo Carlos Pimiento Serrano dedicada al Cañón del Chicamocha. Obra ganadora de la beca Bucaramanga Cree en tu talento, 2022, del IMCT.

algo cierto

No vi nacer el mundo
ni conozco el orden secreto de las rocas
mas he visto a las palabras humanas 
soltar el sentido que una vez prometieron sostener
para luego caer al suelo 
inertes y contundentes
como pesadas rocas.

No vi nacer a mi padre
y quizás tampoco vea el color 
que tendrá la tarde el día de mi muerte
mas he visto el rostro 
con que la muerte me observa a diario
desde todos los ojos 
y todos los rincones.

Si me dejo caer,
si me deshago,
si retraigo mi acción hasta la impotencia,
si desando el surco, la culpa o la violencia,
si dejo que lo ajeno a mí finalmente en mi cuerpo sea 

si consigo elevar todo lo que soy 
a la altura de lo que jamás he sido o seré,
sé que entonces vería el espacio 
que antes recelaban mis huesos
irse llenando de un canto lejano
duro y seco. 

Una vibración y nada más 
es todo lo que nos salva de vagar a la deriva 
en un tiempo frío y sin luz.

Una atracción,
un apego,
un destello que le da al espacio la forma de una estría,
estallido y color capaz de romper 
el gran bloque de la vida
en partes diminutas y hambrientas.

Afuera
todo es silencio,
el cántaro hueco donde resuena
el terco insistir de la materia. 

La materia es una luz que dejó de brillar por sí misma
para convertirse en obediente reflejo.
La materia 
es una vibración invidente, aventurera,
que vaga sola a través de su oscuridad
abrazada a sí misma en su miedo
a deshacerse en la deriva nocturna.

Su amor es grave
pesado,
lento,
seco
e incondicional.

Luz
materia
vida
distintas formas con las que el universo emprende
la misma labor:
sentirse a sí mismo 
asomado en la piel de su abismo, su callado olvido 
y su oscura inconsciencia. 

No,
no vi nacer el mundo
ni conozco el secreto orden de las rocas
mas la terca fuerza de la materia es mi suelo,
el suelo desde donde mi voz se eleva 
retrasando así
la inevitable
caída. 

el poema 

Mis manos están vacías
pero siento que si las abro 
algo se va a caer.
Tal vez caiga de pie 
y sea mi sombra.
Tal vez caiga y se rompa
y se haga mar.
O tal vez
aquello no caiga sino vuele,
vuele por el cielo hasta posarse 
nuevamente en mis manos
las cuales
entonces
ya nunca más 
volverán 
a estar
vacías.