Saltar al contenido

ANTOLOGÍA: TALLULAH FLORES PRIETO

TALLULAH FLORES PRIETO. Barranquilla, Colombia, 1957. Lingüista, poeta y traductora. Publicó Poesía para armar (Plaza & Janés, Bogotá); Cinematográfica (Ediciones Miguel Rasch-Isla, Instituto Distrital de Cultura, Barranquilla); Voces del tiempo y Nombrar las voces (Ediciones Luna Hiena, Bogotá). Con varios reconocimientos en su ciudad natal, recibió el Premio de Arte y Poesía, Festival Internacional de Poesía de Curtea de Arges, Rumanía. Su poesía reunida bajo el título El revés de la caída fue publicada bajo el sello Uniediciones, Bogotá, y antologada en la colección Un libro por centavos de la Universidad Externado de Colombia. Ha sido traducida y publicada en revistas literarias y diversas antologías en Colombia, Latinoamérica, España, Francia, China y Rumanía. Es subdirectora de PoeMaRío, Festival Internacional de Poesía en el Caribe, y miembro del Consejo Editorial de la revista víacuarenta de la Biblioteca Piloto del Caribe.


DICIEMBRE

Y no ha sido este dolor lo que yo digo
la fallida pretensión de amar ni la conciencia
de no decir amor como es debido.
O sencillamente amar. 

No ha sido este dolor tan meditado
tan vano que un día balbuceó mi nombre
para advertirme con algo de cautela:

«Acude, corre, vuela», traspasa
atestigua la vida entera
aprovecha que es diciembre.

No ves que aquí nada se marchita en esta época del año.

Dónde la fatiga 
si todo es pura brisa 
si el color se desborda en cada jardín
de la ciudad 
los corazones solos 
esconden sus ojos del día y de la noche
para abrir sus cuerpos dóciles a esto que llamamos la alegría.

Así que hoy nos prometemos:
Lo haré contigo y contigo
sin desamparo alguno
hasta alcanzar el río.

Para reconocer
        involuntarios
el ritmo que nos donó el Caribe.

Este ritmo. Mira nada más el agua:
Observa como navegan las tarullas
despreocupadas de la tierra
se sobrecogen y se desperezan
para seguir lentamente el curso.

Mira el agua:
Algunas ceden el paso a las canoas y a los buques
dejando un reguero de flores entre
sus desordenados bulbos mientras el color
que parece una violeta 
se acerca hacia la orilla.

Así que no ha sido este dolor lo que yo digo.
En la brevedad del goce yo sonrío.

Es este otro que pareciera tan antiguo 
tan grande que no pasa
que me pesa 
y me desvergüenza en la melancolía
amando como amé 
tan perturbada como tú y como tú
al comprender la muerte en el amor los días
de los ya que no pueden abrazar ningún dolor
por extraño que parezca.

Todo es tan ancho ahora. 


MESA COMÚN

Sí, ¿pero de dónde este deseo de prolongar la vida?
Ay de nosotros y de nuestras vulneradas palabras,
de nuestros estrechos abrazos en el dolor que nos tocó.
Ay de nosotros y de nuestro infame desconsuelo,
merodeando entre la exaltación y la calma,
entre la voz y el silencio
hasta que nos distrae cualquier atardecer.

El árbol -decimos-,
el árbol, la hoja y tocamos el fruto.

El cielo – decimos-, la tierra traerá cosas buenas
sin duda
y nos sorprenderá en alguna mesa común.

De todos,
la mesa y el fruto,
la sonrisa inconclusa del amigo que miente para poder amar,
pedazos de ideas en nuestras terribles manos
hinchadas de tanta sensación.

Es el aullido del mar – alguien dice-, en las grietas de mi mente.


RIMBAUD

Aquí estoy otra vez dejándome llevar por la pendiente del talud
para ir al encuentro de los pantanos y los bosques primitivos
cuando el tiempo se decida y las sombras no amenacen el rigor de los días.

Estoy aquí para recibir tu obstinación y tu falta de temor
para quedarme donde estoy sobreviviendo tu vida
cuando la memoria insidiosa te conduzca a un exilio demasiado lejano
y sólo puedas abrazar los veranos de tu infancia.

Pero no sé quién eres si ya has vivido tanto
es de acero tu mundo y tus árboles no me echan a andar
tu madre eligió un río para tu muerte digna
pero el río es enteramente oblicuo y yo olvido cómo llegar.

Tú piensas en silencio. Tú escribes en silencio.
Alcanzas la curva que enseña los antiguos homicidios de Roche
y matas la culpa y matas las palabras
y hablas como los hombres fuertes que se derraman en lágrimas.

Avanzas con el rayo y caes con el defecto del sonido
pareces un hereje arrepentido con los ojos perdidos en el fango
buscando a Dios como un aventurero más sin la urgencia de Dios
tu vida te desborda y te abrazas al alba y yo abrazo tu voz y yo te abrazo.


POÉTICA

Vi la noche
                     y nadie extendía sus manos hacia el río.
                                 Las aguas
 siempre súbitas
                                       hicieron del ojo
resuelto
                         en ventana retorcida
laberinto de sueños
           abiertos
al otro lado del vidrio.


AUTOPISTA MEDELLÍN (km.42)

Suspiro.
También tú: la felicidad llegó a su límite.

Sonrío.
También tú: las imágenes frescas del paisaje se resisten a la época.

Y de pronto, el silencio suspendido:
como un perro trotando, un joven surge del camino.

En su mirada,
la nostalgia de la muerte.
Recogemos nuestras manos.


BADR SHAKIR AL SAYYAB

Quiso el destino que sus años se extendieran entre él y su amante
y se lamentara como el cargador de fardos
que debió abandonar Bagdad.

Quiso el destino que en Yaikur hablara de los espejismos del desierto
para renovar los atardeceres verdes
adheridos a sus pies y a la niñez de la aldea.

Quiso el destino que diez monedas de oro no fueran suficientes
para renunciar al lenguaje del grito
que grabó en los muros de la celda que nos condujo a él.

Por eso estamos aquí
para decir Al Sayyab Al Sayyab,
hay nuevos invasores
que quieren imponer su aliento sobre tus oscuras calles devorando las letras.

Entonces,
abre la ventana y déjanos entrar,
que también estamos apenados de este lado del mundo.

Abre la ventana,
que atravesaremos El Tigris,
y ya pronto habremos de estar en Irak para decir tu nombre
después de beber de tu agua en Yaikur.

altervoxmedia Ver todo

Alter Vox Media S.A.S (NIT: 901019145-1) es una plataforma digital, enfocada en impulsar la escena artística y cultural de la región desde diferentes disciplinas.

A %d blogueros les gusta esto: