ANTOLOGÍA: ANDRÉS JULIÁN BADILLO

ANDRÉS JULIÁN BADILLO. Nació en el año 1988 en Tunja, Boyacá, Colombia. Es Licenciado en Filosofía de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Ha publicado los poemarios Canción del hombre que solía ser sombra (2016) y Oda del revólver hembra (2017). Su trabajo como ilustrador se centra en los poetas. Su obra consiste en una colección de 75 retratos que pretende dar a conocer los poetas retratados, y a la vez homenajear su vida y obra a través de estos pequeños poemas hechos hielo. Su obra gráfica ha sido expuesta en festivales nacionales y del extranjero, entre ellos el Festival de Poesía de Vancouver, Canadá. Su trabajo gráfico ha sido publicado en diversas revistas, entre ellas la revista norteamericana de arte y poesía Off The Coast.

Fotografías por Bryan Reyes.

LÁGRIMAS BLANCAS EN TU BOCA

Sube tu lengua por el tallo de mi rosa
Como una oruga roja de humedad.
Caen las hojas a su paso
Semejando una senda de ebriedad.
Sube tu lengua por el tallo de mi rosa
Y muerdes leve uno de sus pétalos
Coágulos de carne y odio.
Se abre tu boca labios de jaula
Para hospedar al pájaro
Pero también la lluvia.
Mi cuerpo entero se sostiene
En tus hombros de plata
Como un ave en la mano de la tierra
Luego del diluvio.
Chorrea la Vía Láctea
Desde las venas rotas de las rosas en tu boca.
Has quebrado, otra vez, con tu lengua
De cuchillo el pan de mi entrepierna.
Y soy feliz, por un instante soy feliz,
Y lloro mi alma en el presidio de tus dientes.

LUEGO DE TU CUERPO, EL VACÍO

Desprendo tu ropa
Y vas quedando como una rosa
Agotada de pétalos,
Salvo en tus senos en que
Yacen dos rojas semillas de capullo.
Adentro mi rigidez
En el mar abierto de tus muslos,
Y doy pasos sobre su agua,
Navegando cada pozo,
Cada lodo, semejando
Velas encendidas en tu
Sombra profunda,
Semejando un cuello de guitarra
Que vibrara desde la tierra.
En medio de mi hierba erótica,
De mi pubis de furia,
Surge el manantial húmedo de luciérnagas.
Procuro atrapar en su vuelo a tus pupilas,
Pero me suicido con tu cuerpo ano de escopeta.
Tu cuerpo que me dice “estás vacío”,
Tu cuerpo se alimenta de mi Nada.

MEMORIAL HUMANO

Querido animal doméstico,
Fiera que se ruboriza al
Defecar entre las flores,
Querida bestia racional,
Alimaña lúdica que al jugar
Sin seriedad haces la guerra,
Ordeñada por el lenguaje
Erótico, animal que fornica a sus oyentes
Mientras habla.
Animal de manos maternas
Que dice: “¿Y cómo te fue hoy en el colegio
Vida mía?”
Que se casa feliz y se divorcia
Con más felicidad todavía.
Irónico, humorista,
Patético, que se ríe con motivo,
A diferencia de las hienas.
Bestia parásita que se nutre
De las venas del agua,
Río de semen hacia el mar,
Que deja siempre un rastro
De sangre, adolescente rojita
Menstruada.
Irónico animal que dice
A su amigo suicida:
“Si te matas no vuelvas
Por favor a dirigirme la palabra”.
Que niega como a una
Enfermedad su soledad
Nata, intrínseca, inherente
Que maúlla y le araña los nervios.
Que sale en la noche
A matar y a robar,
A embriagarse,
A que se le salga lo marica,
Lo lésbica, lo lúdica,
Lo metálica,
A la muy irreprochable.
Que se embriaga para llorar
A sus anchas como el mar.
Bicho hedónico
Mecido con placer
Por sus propias flatulencias,
Mortal, vital, amotinado
De lo natural,
Selva contenida en dos
Piernas,
Cornudo,
Sin ritmo al caminar,
Sin melodía al copular,
Que no ha nacido para
Andar por las calles
Entre sus semejantes,
Entre esos otros cornudos…
Viejo cara de ataúd,
Niño cara de parque,
Parque pedófilo,
Ataúd desbordado de pésames,
Pinche animal político,
Pinche gargajo de los dioses
Que se orina del susto,
Que dice a mitad de la rumba:
“soy tu cuca, ángel sin alas, soy tu pubis”.
Ángel sin alas
Que busca a su cielo de vuelta,
Como una mano torturada
Por su piano,
Grito y orgasmo al instante del alba,
Te pregunto, con todo respeto:
¿Qué se siente nacer con alma y morir sin ella?

EL TEÓLOGO LÚBRIC O

Busco a Dios en el curvo templo,
En las murallas de tu pecho
Cuyos pezones de cortesía
Se levantan a saludarme.
He extenuado la llanura
De mi piel, alfombra que cubre
Mis huesos que son tus huesos,
Vena derramada entre tus senos.
En las mejillas posteriores de tu carne,
En tus pies que son alas inútiles,
En tus manos que buscan
En mi pubis su alucinada hierba,
Los colmillos violentos de un piano.
Creí hallar a Dios
En la rosa crecida
Tras la cerca de carne
En la baja entraña de tu género,
En tu jardín cerrado
Como un telón que se quiebra
Como cántaro, lleno de mi río
Que se vierte teológico,
Lleno del vino blanco
Que corre desde el origen
Por las venas del mundo,
Lleno de líquidas almas de los muertos,
De fantasmas de la esperma
Con que pueblo tu cuerpo casa
Bajo la telaraña del tiempo,
Desnudo jardín
Sobre el que arrojo mi enredadera,
En donde busco a Dios,
Y ya exiliado de mi fe,
Siento en tu lamento
Radiante la prueba
Femenina de la existencia del Hombre.
Tu cuerpo es Dios
Y peregrino hacia
Su delicioso muro de lamentos.

CUARTETO DE LASCIVAS CUERDAS

Piensa que ato tu mano a mis muñecas,
Y te llevo como a mi sombra
Hasta un prado destejido de sábanas.
Siente mi dedo que copula
Con la sortija agónica y rojísima
Como fresa abierta agazapada
En tu espalda.
Gira tu cuerpo como un violonchelo
Y dame el paisaje de tu rostro
Para darle un río, un venado.
Que tus piernas son velas
Talladas por el fuego,
Y tu entrepierna arbusto tierno,
Zarza ardorosa elocuente y muda,
Lamo el diamante escondido
Tras sus hojas.
Besa el capullo tierno de mi volcán
De venas
Para elevar una oración de lava,
Una hostia
Mojada en su cáliz de leche,
Un rezo fornido que opaque las voces del trueno.
Seamos un solo árbol bicéfalo,
De gemidos de piano
Quebrado en dos
Por un hacha angélica,
Por un trébol de cuatro muslos,
Por un cáliz derramado,
Por toda la fuerza con que
Espanto el cardumen perfumado a estiércol,
Poso mi cabeza de lágrima
En tu cara de ataúd,
En ti… cámara ardiente
Que vela mi cuerpo.