ENTER THE VOID, UNA INVITACIÓN AL ABISMO

Por John Gómez. 

Imagen tomada de www.citaty.info.

“Antes de mí, no hubo jamás crianza,
sino lo eterno; yo por siempre duro:
¡Oh, los que entráis, dejad toda esperanza!”
Dante Alighieri.

“Si miras al abismo,
el abismo te devuelve la mirada”
Friedrich Nietzsche.

Bienvenidos al abismo: está aquí, frente a ustedes, y los colores psicodélicos que emanan de él, ondulan al ritmo de la música electrónica. Surreales, oníricas y densas son las experiencias extrasensoriales que ya aguardan, agazapadas en la sombra, acechando impacientes: una promesa que une para siempre a dos hermanos (que atraviesan una tragedia familiar), una línea temporal escindida que se ramifica como dendritas polícromas que danzan en el aire, y el particular enfoque cinematográfico de Gaspar Noé: todo esto hace de Enter The Void una película magistral que trasciende su propio género, una suerte de drama fantástico que devuelve la mirada.

La cinta nos sitúa, hábilmente, en la perspectiva de Oscar, con la incomodad de sentirnos arrojados allí. Sus recuerdos, que parecen sucederse uno a otro (sin orden determinado), nos revelan las sensaciones, emociones, pensamientos y miedos que vibran por su mente: una historia en el submundo de Tokio, con una banda sonora que nos hace sentir tan intranquilos como si fuésemos nosotros mismos los que estuviéramos allí, experimentando un ciclo de vida y muerte que parece no tener fin, y que nos arrastra siempre al mismo punto: el de no ser los simples espectadores de esta trama, sino náufragos que, junto a los personajes de la película, tratan de salir a la superficie a tomar una bocanada de aire fresco. Pero pensar en ello es imposible, pues no hay esperanza: nos lo dijeron en la entrada.

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