ANTOLOGÍA: ERIKA MADRID

ERIKA MADRID. Nacida en la provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1977. Poeta y Artista visual. Columnista de XYZ Editorial. Ha sido publicada en diferentes medios del país, así como Brasil, España y Perú.

 

Deshielo

Esta vez me alejo
sin la bronca hiriente
Ya no siento la furia
de la equivocación.
No importa haber sido
una mandíbula apretada
con los dientes llenos de arena
no importa el piso frío del corazón de otros.
Los asuntos sucios
han dejado de pesarme.
Veo en las golondrinas que ahora
se levantan abiertas sobre el mar
que soy ellas, no algunas,soy todas.

 

Pies de extraños
suben la escalera que da a mi ventana
oigo sus pasos y los reconozco.
Los motores crujiendo allá
las puertas que abren y cierran
la risa prendida de gestos
yendo en dirección opuesta a mí.
Este, aquella y los otros
cuando golpean sus voces contra mi pared
hacen invisibles el cemento y los bloques.

 

Los dos nos miramos
porque no había nadie en la habitación del pueblo
Los dos nos acostamos juntos
sólo porque afuera estaba helado y oscuro
Los dos nos besamos
porque teníamos la boca vacía
y nos apretamos las manos
mirando atrás y fingiendo que eran manos de otro.
Los dos nos hicimos compañía
porque nuestras compañías nos habían dejado solos.

 

Dos que no tienen a donde ir inventan caminos
en los que se tropiezan entre ellos como piedras.

 

La música de Walker es de un celeste medio
sube las escaleras de hormigón
y se desliza por el barral frío
para bajar a la calle.
Por primera vez entiendo
que haya emociones sin sabor ni color
sin forma, mezclándose con la música que vibra desde el piso y se levanta
es un gran festival sin luces ni gente.
Veo y oigo con éste mismo compás celeste
los muertos que van quedando atrás
y entiendo que hay muertos que no dejan dolor
aunque pensándolo bien
no están atrás, no están en ningún lado
y eso es bueno, es bueno otra vez.

 

Todos ríen en tu espalda
y fingís no saberlo
apretás los ojos para encender el humo tóxico
que te convierte por un breve sueño en un imaginario señor
mirás el mar y respiras el aire vivo
que cae muerto apenas toca tu nariz.

 

El tiempo se divide mejor en medias horas
resulta fácil cortarlo así
Y en esas mitades de tiempo iguales
embarcarme por respuestas
tomar el cuchillo de mi inteligencia
y hacer tiras incontables de imaginación.

 

Los perros muerden la noche
tantos ladridos y afuera hiela
no importa
Luego en silencio esperan que algo suceda
y nada suced
furiosos vuelven con sus ladridos de asco
a darle tarascones al aire de la noche.

 

Aburrir

Conozco perfectamente
el sonido hueco sordo
de esos nuevos asuntos
que empiezan a hacer agua.

 

Hay gente que viene y va
entra y sale
sube y baja a su vida
y a la nuestra
desaparecen
y no pasa nada.