ESTEMAN EN BUCARAMANGA, O CÓMO PONER A VIBRAR TODO UN TEATRO














El Tour Reina Leona llegó al Teatro Santander como parte de la gira nacional de Esteman, que tuvo presentaciones en Bogotá, Cali, Medellín, Pereira y Barranquilla. Esta fue la quinta oportunidad en la que los bumangueses pudieron disfrutar de la música del cantante bogotano, quien, a lo largo de su carrera, ha acumulado galardones y reconocimientos, tales como dos nominaciones al Latin Grammy por “Caótica Belleza”, de 2016, y el que la Revista Rolling Stone considerara su álbum “Amor Libre” entre los “Mejores Álbumes Latinos” de 2019. En esta ocasión, Esteman vuelve a los escenarios para poner a vibrar a los asistentes con un repertorio musical que atraviesa toda su discografía, a la que se suman ecos de voces como la de Andrea Echeverri o Natalia Lafourcade, así como muchas otras colaboraciones que hacen de este artista alguien icónico e inolvidable.
Por John Gómez.
Fotografías por Andrés Lamus Caballero.
A lo largo de la hora y media de concierto, Esteman, desde la tarima, no dejó de deslumbrar a los asistentes al teatro. Quizá por los cambios de ropa, sincronizados con el espectáculo de animaciones y luces en la pantalla. Quizá por el carisma que siempre lo ha caracterizado, y con el cual demuestra lo fácil que es para él vincularse con su público. Lo cierto es que, a lo largo de su presentación, los espectadores bailaron, saltaron, gritaron, aplaudieron y corearon sus canciones el pasado 19 de noviembre en Bucaramanga.
Iniciando el repertorio con Baila, una figura a contraluz con chaqueta de flecos parecía encarnarse en el escenario para darle paso al milagro. Esteman aparecía ante el público a pesar de la espera, con unos vistosos pantalones de Cuarto Propio, tienda de ropa alternativa bumanguesa. Y no era para menos, pues su estilo lo impregnaba todo, siendo esta una de las características más evidentes del cantautor: de la Esteband, a los Estefans, y a este Mar, canción con la que el artista desechó su outfit inicial para vestir un conjunto rojo, de pantalones de cuero y camisa holgada, pues Esteman nunca se queda quieto en un solo punto, se mezcla con los colores y hace suyo el escenario con el baile. La banda, al fondo, acompasaba los saltos y giros del músico, que iba, con gran versatilidad, del pop a la balada, a la bachata y al sonido tropical en sus canciones.
Poco queda de sus primeras visitas a la ciudad, como su concierto en la Concha Acústica, de 2015, o sus presentaciones en solitario en el antiguo Teatro Corfescu y Municipal Música Viva, pues este es un man que se apodera por completo del espacio, que lo convierte en parte de sí mismo, cada vez más. Y para el Reina Leona Tour poco queda de esa cierta timidez de hace unos años. Pero no es arrogancia, pues la cercanía es evidente. El cariño es algo que también se nota. Más bien, es la experiencia, el camino recorrido, el que le permite exclamar, junto a los asistentes, “fuimos y somos amor”. Con toda seguridad este es el punto de partida de su amplia trayectoria, pues es un artista que convence, que conmueve. Como en Si volviera a nacer, canción dedicada a su madre, o Un día en París, canción con la cuál le propuso matrimonio a su esposo.
Es por eso que todo lo que sucede en un concierto de Esteman, incluso fuera del escenario, se convierte en parte del show: una multitud de linternas/libélulas en el teatro a oscuras, una bandera multicolor que ondea con orgullo, un retrato pintado a mano por una de sus fans o una propuesta de matrimonio ante los gritos de emoción del público. Es esa la esencia de este artista, el entenderse en comunidad. Como en Caótica Belleza, himno personal de su ser latinoamericano, o Amor Libre y Reina Leona, canciones que empoderan, que hacen vibrar.
Y Esteman lo sabe. Por eso, refulgente, todo vestido de blanco, personifica en el escenario la esencia misma del amor, interpretación crística del amor al otro, del amor a uno mismo, del sentimiento de hermandad, aceptación y respeto, pues su puesta en escena no excluye a nadie, todos los asistentes caben allí. Su música también incorpora estos elementos, y por eso juega con los sonidos de unos artistas potentes que lo acompañan desde hace muchos años, y ante los cuales ejecuta un performance que se sabe sostenido, a salvo. Que lo libera para danzar ante el público, como si el concierto no fuese en el Teatro Santander, como si no hubiese fronteras allí, entre los cuerpos.
Finaliza su presentación (con un último cambio de ropa, al mejor estilo de la Reina Leona) y un aplauso lo trae de vuelta para rememorar los éxitos cosechados a lo largo de los más de diez años de carrera musical, pues ahora es el momento de No te metas a mi Facebook o Mr. Trance, canción que marcó a toda una generación de nuevos seguidores, y que incluyó la presencia de un teléfono de disco que suena en la tarima, como si del otro lado pudiese estar cualquier persona: su madre, que pide una receta de cocina en medio del concierto, Monsieur Periné, que llama a Puerto Candelaria para quejarse tanto del amor como las deudas, o incluso (quien sabe) la presencia efímera, a veces ausente, a veces infinita, de Dios. Solo Esteman tiene la certeza, así como sabe, con toda seguridad, que, de volver a Bucaramanga, su público estará ahí, esperando.
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