ANTOLOGÍA: JENS GÄRTNER

JENS GÄRTNER (Medellín, Colombia) Artista plástico, escritor y docente. Nació en Santa Rosa de Cabal, Risaralda, Colombia, en 1993. Estudió Filosofía en la Universidad de Antioquia. Poeta invitado al 34° Festival Internacional de Poesía de Medellín. Traductor e intérprete en el 35° Festival Internacional de Poesía de Medellín. Director de la editorial independiente Memento Moritas e integrante del Colectivo Axiz, que se dedica a la promoción, divulgación y formación de la literatura a través de procesos transmediales. Imparte talleres de lengua y literatura de forma independiente.

PEDÍ UN MILAGRO.
Sé muy bien que es un desafío,
una insolencia,
hacerse el que merece.

Pedí un milagro y se me dio.

Por poco no lo noto:
suena a risa
y ligereza y gracia y gravedad
y en carcajadas feroces
me enseña esta guarida
que rebosa de vida
y atención.

Pedí un milagro.
He de pagarlo
con todos mis alientos.

LENGUA DE FUEGO

¿CÓMO QUIERES que no arda,
fuego límpido? ¿Qué lames?
¿Mis heridas? ¿Mis costillas?
¿La techumbre de mi boca?
Eso es inglés, y yo no sé en qué idioma
hablarte:
arcano griego, orden geométrico
latín pagano, rosacruz,
teúrgico cristiano,
pentatónico…
algo tengo que enseñarte,
por lo menos el color de mis cenizas

REGUERO DE SOL

Se riega el sol.
¿Quién lo recoge?
Los árboles ya están plenos.
Los charcos son nubes y hablan en otras lenguas.
Las mejillas las tengo quemadas y huelo mal,
a humo
y a sudor de ayuno
(estando triste no cocino).

No me pidas que recoja este reguero.
¿Que me lo beba?
No tengo sed.
No tengo ganas.
No me gusta la comida
ni los refrescos ni los postres.
Recógelo si te estorba.

Está todo untado de paloma
y es del color de la locura
que a nadie erotiza;
no me sienta bien
hoy que estoy guapo.

«¡Se regó el sol, amor! ¿Lo viste?»,
diría si pudiera
y regalaría el reguero envasado
y exprimiría la teta, el falo,
los dedos del sol,
y con cada chorro
nacería un poco de noche,
y, ofreciendo copas de jugo de estrella
—frío, quién lo creyera—,
diría:
«¡Salud, mi amor!
¿Nos embriagamos?
¿Hacemos el amor?
¿Hacemos el amor?
¿Hacemos… por favor, hacemos el amor?
Mira que la noche es niño».
Y nos envolveríamos como dos manos
que amasan la efigie
y entre los dos
—quién sabe quién dentro de quién—
haríamos un sol
que otro pobre, pobre, pobre desdichado
masturbaría
hechizado por el cielo,
pero no,
no tengo amor
ni sed
ni ganas de comer
ni excitación ni cosquillas ni gritos en el vientre bajo,
ni pienso recoger este reguero.

LOS JAZMINES no han florecido
y las canciones ya se acabaron
el mármol rebosa de musgo

tienes visita
pájaros y lombrices diletantes
que se mueren de la risa

ESTÁS PERDIDO en un recuerdo.
(A lo mejor no es un recuerdo).
Más bien tienes
atorado en el ojo
siempre abierto
de la evocación
un sueño abandonado.

Te encontraste.
¿Ahora qué vas a buscar?

Tendrás muchos de estos días,
y no serán suficientes
para inventar un nuevo reino
atrás del horizonte.

Pediste el don
de la palabra
pensando que tras la palabra
encontrarías un sentido.
Dejaste que se te olvidara
que detrás del antifaz
no hay una cara
ni estás tú.