ANTOLOGÍA: CESAR LABASTIDA

CESAR LABASTIDA nació en Barquisimeto, Venezuela, en 1969. Es médico de profesión, y especialista en cirugía general. Aficionado a la poesía. Algunos de sus poemas han sido publicados en las antología Versos al Viento (Producciones Ciudad Poética, 2024), y Tiempos huracanados (Producciones Ciudad Poética, 2024). Es integrante del taller de poesía Versos al Viento, de la Universidad Nacional Experimental de las Artes, UNEARTE, Barquisimeto, Venezuela. Actualmente vive en Bucaramanga, Colombia, donde continúa su trabajo como médico, y comparte su tiempo libre con la poesía, el dibujo y la fotografía.

Aparece la noche,
cae el telón, y el cuerpo
entrega su último afán a
las tareas familiares.

El lecho llama,
uno a uno van cediendo.

Afuera algo cambia, el
ronquido de los carros
se debilita,
se aproxima el murmullo
de los balcones,
hay historias y rumores.

En otro lado, hay un televisor
con volumen elevado.

Más tarde
los cuerpos alcanzan
las habitaciones.
El mío se niega a claudicar.

Pasado el umbral, un
pulso de tambor
moviliza mi cuerpo, tardo unos
minutos en darle paso al guardián.

Se libera el sueño y
entro en una nueva vigilia.
Se abren ventanas,
el viento trae el silencio
y se oye el pulso del corazón.

Mis manos
quedaron prendidas a
tu piel

Contemplo
tu cuerpo desnudo

Me alcanza
la poesía
cuando vuelvo a
tus venas

A menudo tenemos
una conversación
Tú estás allí
siempre
desde que te despediste
¿Recuerdas aquella noche?
Te escondías
Yo callaba
Tú asomabas la cabeza
Yo te asustaba
Saltabas de la risa
y volvías a esconderte
Así jugábamos antes de irte
Ahora
vuelvo a verte cada tiempo
Y tú
estás allí
siempre
desde que nos despedimos

Te vas y te quedas;
yo sé que vuelves pronto
pero te extraño

Recorro la sala
sin ti
pero contigo

Solo son unos días,
quién lo diría
no es para tanto

En la mañana
no caliento la greca;
en el desayuno
el café es para ti

Miro las llaves
en la mesa y
me parece que las
vas a tomar

Una serie de televisión
está en pausa; ya
habrá tiempo para terminarla

La ventana,
el pasillo y
la cuerda del lavadero
tienen tu marca

La bolsa del mercado
trae cosas para ti
Tu lado de la cama sigue conmigo

No es para tanto 
verdad; pero
me gusta sentirte en
tu ausencia

Fantasmas

Hay fantasmas
que aparecen todos los días,                                                                                       
son como una foto
pegada en la pared de la sala,
están allí para recordarme algo.
Yo les doy una mirada
algunos se han borrado
otros se han decolorado
si los veo no me preocupan.

Hay algunos con los que lucho
con frecuencia,
los golpeo, los esquivo
y vuelven más pequeños, se
quedan ahí hasta el próximo encuentro.

Hay otros que no quiero ver;
aún no sé cómo enfrentarlos,
los miro de reojo,
aparecen impertinentes, fisgones.
Cuándo es inevitable, les
sostengo la mirada por un instante,
les muestro los dientes
para que sepan que los conozco.
Me enfrentan,
intercambiamos palabras, y
yo sigo en mis tareas.

Pero sé que hay otros,
los más temidos,
aquellos que no conozco,
son los fantasmas que aún
no tienen nombre, 
que se ocultan detrás de los árboles,
los ojos que brillan en la oscuridad,
por ellos me preparo
para cuando lleguen
recordarles que sigo en pie.