ANTOLOGÍA: MANUELA SALINAS SIERRA

MANUELA SALINAS SIERRA (1993). Es poeta, pianista y gestora cultural. Sus poemas han sido publicados en la antología de jóvenes poetas La jaula se ha vuelto pájaro (2019), así como en revistas literarias como Revista Prometeo y Festival Albatros, entre otras. En 2025 publicó el fanzine Poesía Espectral con la editorial Memento Moritas. Actualmente, forma parte del equipo organizador del Festival Internacional de Poesía de Medellín y es miembro del Colectivo Poético Nuevas Voces y el Colectivo Axiz.

Roja distal

Desprestigiarse del sueño
con una lucecita roja distal al otro lado del cuarto
se sostiene entera como queja sobre ti
una ascensión de los ojos
que cerrados retienen el cansancio
tibia canción de cuna para Dios
y la respuesta amorosa de su olvido.

Despierta
sobre una mano que no aprieta
estrecha la sangre que sube a la almohada
recuerda el murmullo del color
la débil sensación de mantenerse cálida
         –     un presentimiento cercano a la muerte –
la despedida de tu sombra
siempre con tus palabras
seguirá agrietando la culpa
          –     no te hagas la culpable –
me consuelo con el dolor de esta herida.

Primavera

Envidio la primavera
que con su velo da calor a las flores
y cruza con sombras espinosas
las luces del camino
todo polvo y tierra
dolor que engrana el bosque
un sarpullido
de olorosos llantos entre la brisa
retorno de la dulzura en el tiempo
bondadoso orden del mundo
caos matutino de un sistema puro
que violentamente de golpe
enloquece a insectos y aves.

Bajo una sotana de silvestres cañaverales
presagian el verano
y en éxodo, oscuros abejorros
desde un follaje, ciegos
recuerdan su partida.

Gravedad

En suspenso el vuelo
con la paciencia adherida a los pies
un pequeño error en el tiempo
puede encontrarnos en el suelo
en pedazos.

En sueños de pájaros
consuelo rígido
de la sospecha sobre la carne
es ligera la prenda de plumas
sutil es la visión en el espejo.

Un somnoliento paso de horas
separa la oscuridad del sol
y en ligeras cien millas
juega el revoloteo
contra el techo inhabitado
hace crecer el vértigo
ansiosa atracción hacia la tierra
como quien ahora se arriesga
a subir por el camino opuesto
de la gravedad.

Cóncava es la luz

Estiro la piel hasta encontrar el secreto
me golpea con sus pies en la noche
pienso y trato de no dormir para escucharlo
si estrujara bien este cuerpo
me apartaría de los inútiles azares
conseguiría robar el verdadero fuego
entonces a través de los espasmos
entre la vejez, las arrugas
la falta de acidez de carne y escamas
podría decir: lo he encontrado.

Por el momento
una boca se muerde a sí misma
          –     cóncava es la luz –
repite la memoria.