ANTOLOGÍA: LINA BOTERO

LINA BOTERO (Cali, Colombia). Poetógrafa, coleccionista de cajas de fósforos y narradora de historias. Se graduó en Comunicación Audiovisual en la Pontificia Universidad Javeriana (Cali). Tiene una Maestría en Fotografía Contemporánea y Proyectos Personales en Madrid, España. Como fotógrafa y realizadora ha retratado diferentes personalidades en Colombia. Ha sido autora de diferentes contenidos poéticos para marcas en Colombia como Pink Filosofy, Esprit, Panaca, Levi’s, Natura, Vístete de Colombia, entre otros. Es la fotógrafa oficial de la Feria del Libro de Bogotá y tiene un curso de POESÍA VISUAL en la plataforma DOMÉSTIKA con más de 14.000 estudiantes a nivel mundial. Es autora del libro de poesía visual EL OFICIO DE DESVESTIRSE, publicado con PLANETA.
Como narradora audiovisual, ha dirigido proyectos de reconocimiento nacional como la serie documental Fórmulas de cambio con dos nominaciones a los Premios India Catalina. Ha sido directora de contenidos audiovisuales de entidades públicas en Colombia. Ha sido fotógrafa de diferentes festivales de música, ha retratado artistas nacionales e internacionales y ha trabajado como foto fija en cine, televisión y series web.
Como artista y poeta trabaja sobre lo íntimo, lo personal y lo autobiográfico, generando diálogos poéticos en distintos formatos. Diarios, poesía visual y escrita, video ensayo, instalación, fotografía y performance. Creaciones desde la intimidad que hablan de feminidad, el cuerpo, el espacio que habitan los cuerpos, los gestos, el espejo, la mirada propia y ajena; el tiempo como instante pero también como herencia; el gesto cotidiano, la rutina de existir en tiempos y espacios virtuales, físicos y emocionales. Su trabajo ha sido expuesto en espacios como EFTI, Galería La Cometa, Espacio Odeón, Nc-Arte (Torres Atrio) y ha publicado su trabajo visual y poético en publicaciones como VOGUE México.
¿Plataformas? El papel, las pantallas, la calle, los encuentros, talleres y tertulias que organiza para compartir y crear desde la sensibilidad, los afectos, lo colectivo y lo poético.
Defiende la experiencia y el proceso como acto creativo por encima de los productos finales convirtiendo al sentir y las emociones humanas el hilo conductor de su obra.
No va de eso
Responder a un sueño
no va de entrar en la rutina
HI PER PRO DUC TI VA
del hacer por ver un cuerpo haciendo,
del sentarse y mostrarle al mundo que trabajas,
de parecer que trabajas,
de trabajar para parecer,
de hacer para gastar,
de gastar para crecer,
de crecer para hacer pequeños a los otros.
De ser inmensidad
ante la decadencia.
No, no va de eso.
Responder a un sueño
va más de prestar atención.
Responder a un impulso
que viene de los intestinos
y el ritmo cardíaco,
y no de una idea de razón
o de sentido,
que desde un principio
está lista para decirte:
NO PUEDES.
Funeral
No salgo a la calle
creyendo que me van a matar.
No salgo con uniforme de blanco perfecto,
ni como vestida de objetivo,
ni tan siquiera,
salgo a cantarme espacio en llamas.
No soy de narrarme víctima.
No debo.
No quiero.
No salgo a la calle
queriendo ser cifra o encierro
o tres días de duelo.
No salgo queriendo homenajes,
ni salgo a pertenecer a un hecho histórico.
No salgo a ser tildada
de nombres que no he sido,
ni a ser una palabra entre comillas.
No salgo a la calle con traje de pretexto,
ni de excusa,
ni mucho menos
con atuendo de escudo.
No salgo a caminar tampoco desnuda,
ni a ser espejo,
ni a ser suma que divide.
No salgo a la calle a que mi voz,
que es la voz de otros,
y a que mi vida,
que habla y defiende
y busca la vida de otros,
lidere lo muerto.
Salgo a la calle esperando estar de vuelta.
Esperando el encuentro
con las razones del grito,
con los impulsos del canto.
A trascender el vértigo
de lo contingente,
el vértigo de lo finito,
a dudar del saber
que evita el pensar.
A cambiar,
salgo a cambiar.
Y sin embargo,
el silencio de los techos al mando,
son el ruido que confunde,
la voz que acribilla.
Y sin embargo,
las balas que pierden
y el odio que explota,
nos viste de víctimas,
de cifras,
de idiotas.
Y sin embargo camino
a esa: la calle mía y de otros,
pidiendo que el olvido
y mi palabra
y mi canto de nadie
y de todos,
nunca más estén rotos.
Como debe ser
No se puede escribir un poema
sobre ver por la ventana
para querer hablar de otra cosa.
¿O sí?
La mujer que va hablando por teléfono
en el transporte público
con gafas de sol
y telas blancas con flores,
se parece a una voz que me habla
los lunes en la mañana.
¡DESPIERTA!
Finge que haces cosas desde temprano:
dile a la gente que estás ocupada,
habla del tiempo,
de su velocidad.
Contesta llamadas,
pero diles,
¡diles!
Que andas corriendo.
¡Sufre!
Así parecerás más productiva.
Y en la noche
Te irás a la cama agotada,
como
debe
ser.
Equipaje
Te hiciste de matemáticas viejas,
de un mundo estático y simple.
de la rutina de esconder abismos
bajo el mantel.
De hacer las cosas bien
como bien hace la gente.
De llevar un nombre,
un sombrero de hombre,
un tono de hombre
y un reloj.
De sembrar tus miedos
en la tierra,
en un título,
en un traje,
creyendo que solo nacerían
ceibas y samanes.
Te hiciste de fórmulas que se ahogan
en un pasado arcaico.
De la idea de algo
por encima de algo,
de formas de amar
que parecen poemas,
de «me gustas cuando callas»
muriendo al pronunciarse.
No soy yo quien sostiene tus
cadenas,
pero, a veces,
nos llevo en la maleta
el peso de quien carga humo
creyendo que es aire.
Insisto,
no soy yo quien sostiene tus cadenas
ni esta vez
la dueña de la llave.
Ni la que hereda tus miedos
ni la que,
de ellos,
podrá salvarte.
Habitáculo
Un habitáculo se ha roto.
Un grupo de palabras arremeten contra su superficie.
¡Se rompe!
Una mujer se cubre los ojos porque el sol ha salido,
una línea de mar recorre sus párpados
y todas las manos se mueven,
mientras habla.
El habitáculo se rompe,
todo cuanto estaba dispuesto a habitarse
se rompe por navajas
que son palabras
por palabras que hieren,
que punzan,
que rompen.
La oscuridad,
la soledad
y su abandono
se alistan para adueñarse de su agujero.
El habitáculo está roto.
La oscuridad está rota.
Toda vida que no conocía luz,
se ha vuelto fragmento.
A la oscuridad le duele ya no estar sola,
y el hueco,
el roto,
el hoyo del habitáculo
ha huido de su rutina.
El universo entero está fuera de la habitación.
Ha matado a la oscuridad.
Todo ocurre,
todo el mundo entero ocurre,
dentro de una habitación vacía.
Las cosas que importan
Las cosas que importan
no tienen ortografía,
ni orden
ni aritmética.
No son sumas exactas
ni elecciones conscientes.
Las cosas que importan
se guardan para ese rincón
de las cosas que importan.
Para volver a ellas,
o no.
Para que alguien las encuentre.
Para verlas
cuando vuelven a suceder
cosas que se parecen
a las cosas que importan.
Las cosas que importan
no son de algoritmos,
son hilos de piel,
son de carne y agua,
de tiempo suspendido,
congelado,
de tiempo vivo.
Las cosas que importan
tienen cosas vivas
que no mueren nunca,
porque
son
cosas
que
importan.
Categorías
altervoxmedia Ver todo
Alter Vox Media S.A.S (NIT: 901019145-1) es una plataforma digital, enfocada en impulsar la escena artística y cultural de la región desde diferentes disciplinas.