ANTOLOGÍA: PABLO ESTRADA

PABLO ESTRADA nació en Bogotá, Colombia. Es profesional en Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Estudios Editoriales del Instituto Caro y Cuervo. Egresado de los talleres distritales de cuento, crónica y novela Ciudad de Bogotá. Fue gestor editorial de revistas científicas durante 7 años y editor y coordinador de proyectos y colecciones de Favila Editorial entre 2021 y 2023. Actualmente es investigador del Observatorio Editorial Colombiano. Su interés por ciertos autores y temas literarios como Charles Bukowski, Jim Morrison y la Generación Beat los ha plasmado en conferencias, seminarios, reseñas, ensayos y artículos dedicados a estos. Ha sido creador e integrante de proyectos y grupos culturales como Superficies —propuesta artística que integra literatura, música, video y fotografía—, el negacionismo poético y el grupo literario Caterva. Ha participado en festivales y eventos literarios en Bogotá y otras ciudades colombianas. Es cofundador y miembro del comité editorial de la revista de cuento Aceitedeperro.
Textos suyos se encuentran en revistas, periódicos y antologías. Se han publicado los libros de poesía El fuego en la herida (Caracas, Venezuela: Fundación Editorial El perro y la rana, 2012) y Entre esto y aquello (Bogotá: Senderos Editores, 2015), y la novela Los miércoles también llueve vol. 1 (Bogotá: Favila, 2020). Está incluido en Poetas que hay que morir, antes de leer (Monterrey, México: Universidad Autónoma de Nuevo León y Grupo Editorial Con las Uñas, 2013).
Fotografías por Luisa Castellanos.
Suicida
Una bufanda a lo Isadora Duncan, una baranda,
un secador de pelo encendido que se deja caer en el agua del baño,
un tubito de Gardenal disuelto en el vaso,
una cuchilla de afeitar en la mano…
No tengo excusas, lo podría hacer un niño.
Gesualdo Bufalino
Mi mente guarda silencio
y mi alma está callada.
Mi cabeza es una ruleta rusa,
mi mano un arma cargada.
Mi garganta: el ducto del veneno,
mi cuello una cuerda templada.
Mi pecho: el blanco perfecto,
mi brazo un nudo de venas cortadas.
Mis pies: los que saltan al vacío,
mi espalda, sobre el riel está posada.
Mi tiempo ha terminado,
mi mirada está fija en la nada.
De El fuego en la herida.
Self-portrait (from the distance)
Llueve hoy aquí,
ayer también,
mañana quizá.
Seguro que en este momento,
en otro lejano país tercermundista,
debe estar lloviendo
y un tipo igual que yo
debe estar viendo
cómo llueve
a través de la ventana,
escuchando blues en la radio…
Sintiendo
que sus sueños se desvanecen,
sus ilusiones se esfuman
y se agota su paciencia;
que el mundo es una mierda
y que está cansado
de ser tratado como perro.
Deseando salir a la calle
y caminar bajo la lluvia
envuelto
en un cómodo abrigo,
cubierto
por un impermeable azul…
tomarse un trago decente,
un café caliente;
probar algo de comida
poco saludable
y bastante costosa…
regresar luego a casa,
tomar un baño tibio
y hacer el amor
con una hermosa dama
complaciente y silenciosa.
Seguro que está creyendo
que aquí
también llueve
y hay un tipo
como él
haciendo y pensando
las mismas cosas.
Seguro que lo cree
pero jamás
podrá saberlo
con certeza.
Yo tampoco.
De El fuego en la herida.
sin saber de qué hablar…
llego al lugar común:
la soledad
podría ser, tal vez,
será, será.
¿y la desesperanza qué?
esa se la dejo a Mutis.
para mí, la desesperación,
la angustia, el odio, el temor,
la desolación, ¿por qué no?
el dolor en los pies
de tanto caminar,
el hueco en el estómago
por no almorzar,
the glamour, the fortune, the pain,
los sueños rotos,
la música pesada,
la película que no se ve,
el whisky de contrabando,
el libro sin editar,
el no poder hacer…
el amor… algo… lo que sea.
el no tener qué perder,
el ser o no ser,
el silencio obligado,
las lágrimas calladas,
el anhelo de vivir,
o morir, da igual,
el imposible regreso de papá,
de vos, de ti, de usted
y el escribir sin fin
de mí, de mí, de mí…
De Entre esto y aquello.
nostalgia
ya los niños no juegan con sus bolas
ni elevan cometas al viento.
ya el viento no levanta faldas
ni hurta los sombreros.
ya los sombreros no son usados
por los caballeros que ceden el puesto a las damas.
ya las damas no se preocupan por la alcurnia
ni sacan a pasear sus perros.
ya los perros no ladran a los carros
ni se orinan en los postes.
ya los postes no son empapelados
el primero de mayo.
ya mayo no es el mes de la madre
consagrado a la santísima virgen.
ya virgen no es símbolo de pureza
ni estado ideal de las jovencitas.
ya las jovencitas no se prostituyen
ni se convierten en monjas.
ya las monjas no se entregan al señor
ni se acuestan con los curas.
ya los curas no pronuncian sermones,
ya los sermones no tienen grandes frases,
ya las frases no tienen sentido,
ya el sentido no es importante.
ya no suceden muchas cosas
y lo mejor de todo
es que nadie siente por ellas
la más mínima nostalgia.
De Ningún lugar también es un destino.
Que ¿qué diablos soy? Pues…
Soy un maldito vaquero solitario
sin sombrero, sin revólver,
sin caballo y sin Oeste,
bebiendo cerveza a solas
en la penumbra de un bar,
viendo un viejo videoclip
de una banda de hard rock
de finales de los 80
mientras lo mira una chica
que está con su novio
y dos amigos a su lado.
Soy una alcancía vacía,
soy un barco a la deriva,
como Mick Jagger con afonía
o una canción sin armonía,
soy la última oportunidad perdida,
soy la enfermedad y tú la medicina.
Parece ser que soy
exactamente
lo que nadie quiere…
ni siquiera yo.
De La nueva gran nada.
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