ANTOLOGÍA: PORFIRIO SALAZAR

PORFIRIO SALAZAR nació en la ciudad de Penonomé, provincia de Coclé, el día 5 de marzo de 1970. Es Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas (1993) y Máster en Derecho Procesal (2006), ambos títulos por la Universidad de Panamá. Actualmente, labora como Defensor Público del Sistema Penal Acusatorio de Coclé.

Hizo estudios de lengua inglesa en Saint Petersburgo, Florida, Estados Unidos, (1998-1999). Recitales y conferencias en España (1993, 2019), Estados Unidos, México, Puerto Rico, República Dominicana, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Nicaragua y Panamá.

Primer lugar del Premio Municipal de Poesía León A. Soto en 1992, 1993, 1997 y 2005, Municipio de Panamá. Premio para poetas Jóvenes Gustavo Batista Cedeño en 1994 y 1995, convocado por el Instituto Nacional de Cultura de Panamá. Premio Nacional de Poesía Ricardo Miró (el más importante reconocimiento de las letras panameñas) en 1998 con la obra No reinarán las ruinas para siempre, y en 1999, con la obra Ritos por la paz y otros rencores. Premio Ricardo Miró, ensayo, año 2009, con el libro La piel en la llama. Con el libro Animal, sombra mía obtuvo el Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2008. En el 2020 la Editorial L Harmattan, Francia, publicó dicho libro en edición bilingüe francés-español. Traducción de la profesora Marie Seguin. Su obra Decimario divino fue declarada como finalista, junto a otras nueve, en el Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo 2021. Participaron 267 libros procedentes de 29 países.

Ha publicado: Selva, Guitarra de fe, Ritos por la paz y otros rencores, La cítara del sol, El viaje de la desnudez, Soles en la luna del cantor, La piel en la llama, El fuego despierto, Cenizas en mi sueño, No reinarán las ruinas para siempre, entre otras más.

Estos poemas fueron tomados del libro Cancionero de la mala ausencia, ganador del Premio Municipal de Poesía León A. Soto 2020. Editado en Panamá.

1.

Luna del naufragio,
luz de tiempo que pasa y se detiene
y es viejo y nuevo como vida,
voz que desvanece al humo en la penumbra,
¿qué color escoge la sombra si te encierras en el yo?,
¿qué oscuridad en tus labios
pronuncia un beso en la alborada?

La noche me dejó tiniebla,
toqué puertas que soñaron cerradas,
y de la pena fui hasta el viento:
carne en manantial de vida.

5.

Sol, alondra que ruge alas amarillas,
inmensidad del mundo ya perdido:
¿Quién selló la boca de la hoguera,
rabiosa con su llama?,
¿Quién rasgó el vuelo de la mariposa
 que hacía camino por mi mente?
Sol de lumbre y sol de cumbres,
sol quemando quemadura, oscuro sol intensamente:
¿qué luz de tregua alumbra en la batalla?
Voy de sol a oscuridad
y soy, calmado de tiniebla,
anochecer y nunca noche,
intensidad y nunca tiempo,
piedra lunar y piedra solar,
imperio que no derrumban ni el miedo ni la muerte.

29.

Todo el desamparo se extingue
con tu incendio.
Horizontal,
eres mar y te descubro.
Vertical en el aullido,
te pareces al llanto cuando cae.

33. (Cancioncilla teatral)

Eras la mar del agua con sus sueños y sus peces.
Eras la mar del agua con sus sueños.
Eras la mar del agua.
Eras la mar.
El agua.

35. (Balada del encuentro)

Se aman en el polvo y en la llamarada.
Se aman como alondras
en el rito de la lluvia con olor a tierra.
Como peces de coral en la espuma espesura del oleaje.
Se aman y nada les importa:
ni el cielo por ganar ni la esperanza.
Se aman en la profundidad del lecho
y están despiertos en sus ojos. Se aman como labios.
Se aman a mar abierto y enterrados,
y es lineal su amor como horizonte.
Se aman en el círculo del éxtasis
y se incendian sin preguntas.
Se aman hasta morir y ser la vida entera.
Se aman (nos amamos) en la noche
y no es incierto el mundo…

40.

En la música del río
tu voz se ahonda y crece, sol o estrella,
vivo plenilunio en el que arde
tu presencia en llamas.

No dejaré tu nombre enterrado
entre los muros del olvido,
lo mudaré, de nuevo, hasta mis labios
para que mueran repitiéndote.