¡EL TEATRO NO HA MUERTO!

Por Ángela López.

Fotografías por Ángela López.

El origen de las artes escénicas data de la antigua Grecia, entre el siglo V y VI antes de Cristo. Desde su creación, el teatro ha estado en un proceso evolutivo, lo que le ha permitido sobrevivir en el tiempo; de modo qué aún en nuestros días se vive el teatro, en los distintos escenarios y calles, en una lucha por continuar ante la indiferencia.

«El teatro ha estado en un proceso evolutivo, lo que le ha permitido sobrevivir en el tiempo.»

Es por ello que el pasado 26 de marzo, en la plazoleta del barrio San Rafael (Piedecuesta), nos dimos cita para celebrar el Día de las Artes Escénicas, llevado a cabo por primera vez en 1961 como una iniciativa del Instituto Internacional del Teatro (ITI). Este año, la fiesta del teatro llegó acompañada por la protesta, pues el mismo se ha visto amenazado por el recorte presupuestal del Ministerio de Cultura y el actual gobierno; algo que los artistas han denominado “una catástrofe cultural”. Y es que, aunque ya es poco el presupuesto destinado para el incentivo de los precursores del teatro, una reducción aún mayor se deja entrever en el Plan Nacional.

«El teatro conmueve, ilumina, incomoda, perturba, exalta, revela, provoca, trasgrede.»

En un día ligeramente lluvioso, con el sol colándose entre las nubes, los artistas del teatro partieron a las cuatro de la tarde en una marcha multicolor, donde malabaristas, músicos, actores y el público en general, protestaron para que los entes gubernamentales no asesinen con su indiferencia el teatro. Las calles piedecuestanas fueron el escenario para que, desde los más pequeños hasta los veteranos de las tablas, mostraran su desacuerdo con el poco apoyo al sector cultural en nuestro país. Tal como lo expresa el «Manifiesto del Teatro 2006, Un Rayo de Esperanza»: “El teatro conmueve, ilumina, incomoda, perturba, exalta, revela, provoca, trasgrede. Es una conversación compartida con la sociedad. El teatro es la primera de las artes que se enfrenta con la nada, las sombras y el silencio para que surjan la palabra, el movimiento, las luces y la vida.” Y es por ello, precisamente, que el Teatro no ha muerto.

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